¿Con la Iglesia hemos topado?
En algún momento, la frase “Con la iglesia hemos dado, Sancho” se cambió por “Con la Iglesia hemos topado”, expresiones que tienen interpretaciones distintas.
Con la sustitución de dado por topado, se pasa de un sentido a otro: de dado, entendido como “haber llegado a un lugar”, en este caso el templo parroquial que servía de referencia, a topado, que adquiere un significado convencional y ampliamente conocido, cargado de intención crítica.
La frase pasó a expresar el papel de la Iglesia como inquisidora y obstructora, cuyo poder se extendía incluso a ejercer la censura sobre las obras literarias.
Algunos comentan que a los censores “se les fue el santo al cielo”; los inquisidores no contaron con la ironía y astucia del Manco de Lepanto, y autorizaron (dieron el imprimátur) a su novela, que contiene una fina crítica al poder eclesiástico.
La experiencia histórica de México lo confirma. Una parte del clero —especialmente el bajo clero— ha sido protagonista de nuestras luchas: los sacerdotes Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón, iniciadores de la Independencia.
Por otro lado, el alto clero apoyó en ocasiones la intervención extranjera durante la Guerra de Reforma; aunque también hubo sacerdotes que combatieron dicha intervención.
Asimismo, hubo religiosos que se unieron a la causa social durante la Revolución de 1910.
Posteriormente, el clero se enfrentó al gobierno y al ejército mexicano con las milicias católicas que rechazaban las medidas liberales del presidente Plutarco Elías Calles. Este conflicto, conocido como la Guerra Cristera, dejó una profunda huella en el carácter del mexicano, marcado por la tensión entre laicismo y catolicismo.
Los conflictos entre la Iglesia Católica y los gobiernos de México son numerosos a lo largo de nuestra historia; ello ha esculpido el carácter nacional entre dos corrientes antagónicas: el laicismo y el catolicismo (sin negar otras tendencias como el protestantismo o el ateísmo).
Una mirada actual: la voz de los obispos
La visión del CELAM busca articular los problemas, desafíos y deficiencias actuales del gobierno, y ofrecer una mirada pastoral sobre la realidad.
Datos del informe:
Durante el sexenio de López Obrador fueron asesinados 10 sacerdotes; otros 14 sacerdotes y obispos fueron agredidos. En promedio, 26 templos por semana fueron atacados, profanados o agredidos, y se registraron cerca de 900 casos de extorsión y amenazas de muerte contra miembros de la Iglesia Católica.
Comparación histórica:
El informe reveló una disminución en los homicidios en comparación con sexenios anteriores.
Durante el gobierno de Felipe Calderón (2006–2012), 17 sacerdotes católicos fueron asesinados; durante el de Enrique Peña Nieto (2012–2018), la cifra ascendió a 19.
El informe también destaca los ataques y crímenes menores, sacrilegios y profanaciones en lugares religiosos.
¿Cuál es el mensaje de los obispos?
- Vivimos tiempos difíciles.
- Nos dicen que la violencia ha disminuido, pero las familias lloran a sus seres queridos.
- Nos dicen que la economía va bien, pero muchas familias no pueden llenar la canasta básica.
- Nos dicen que hay justicia, pero la impunidad sigue marcando nuestra vida diaria.
- Nos dicen que se respetan las libertades, pero quienes piensan distinto son señalados y descalificados.
- Es tiempo de esperanza.
- Muchos de nuestros hermanos sufren.
- Las extorsiones se han vuelto cotidianas.
- Hay comunidades desplazadas, jóvenes sin anhelos, migrantes amenazados.
- También hemos llorado las muertes de sacerdotes y agentes de pastoral.
- Ante tanto dolor, no podemos callar.
- No hablamos por odio ni resentimiento, sino por amor: porque amamos a nuestro pueblo, porque amamos a nuestra nación.
- Recordamos con gratitud a nuestros mártires, hombres y mujeres que gritaron con su vida: ¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!
- Ellos nos enseñan que la fe da sentido en la adversidad y que la esperanza en Cristo no defrauda.
- Sabemos que la familia es el corazón de la sociedad: una nación que no protege a la familia se desprotege a sí misma.
- Necesitamos fortalecer los hogares, acompañar a los padres y cuidar a nuestros jóvenes frente a ideologías que confunden y dividen.
- Los invitamos a no perder la fe, a creer que Cristo reina incluso en medio del sufrimiento, y que cada hogar sea un santuario donde reine su amor.
- Queremos caminar con ustedes como una Iglesia profética, testigos del amor de Dios en medio de nuestras penas.
- No tenemos todas las soluciones, pero queremos buscarlas junto a todos los que verdaderamente aman a México.
- Nos encomendamos a Santa María de Guadalupe, para que nos conduzca hacia un futuro de justicia, paz y reconciliación.
- ¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!
- Este es el sentir de la Iglesia Católica.
Reflexión y compromiso
Esta visión de los obispos debe ser considerada por el gobierno en sus tres niveles.
La objetividad en la política es esencial para garantizar y abordar los desafíos más urgentes que enfrenta un país.
Los mexicanos y mexicanas nos hemos esforzado, a lo largo de los siglos y con avances y retrocesos, en construir un Estado-nación que busca generar condiciones para vivir en libertad, paz y seguridad, garantizando derechos humanos, justicia, bienestar y soberanía, y promoviendo la prosperidad general.
Solo así podremos alcanzar nuestros propósitos individuales y sociales, aprovechando cabalmente las oportunidades que ofrece la vida en sociedad, para que todas las personas y grupos alcancen su bienestar, tanto material como espiritual.
Toda diferencia puede tratarse y resolverse, por lo que resulta adecuado recordar el pensamiento de Mahatma Gandhi, quien señalaba:
