Deje de verse el ombligo

El Presidente sigue viéndose al ombligo y no está mirando el país que va a dejar.
Estamos viviendo un proceso de disolución social, no en el sentido que establece el Código Penal, sino por el desmantelamiento del contrato social que establece las reglas que rigen nuestro comportamiento político dentro de una sociedad.
Mientras tanto, él se encuentra agobiado porque en el legado histórico que tanto persigue se está grabando con fuego la palabra “narcopresidente”, como lo llaman en las redes sociales.
Todo México se convirtió en territorio del crimen organizado.
— José Díaz (@JJDiazMachuca) February 21, 2024
Dice el #NarcoPresidenteAML04 que FCH le pegó al avispero.
El 'avispero' ha cometido el mayor número de homicidios en la historia del país en este sexenio y se pasean así por todo México 🇲🇽👇🏻@pini_carlo pic.twitter.com/HZAzABTibd
Mientras solo se observa en el espejo y rechaza el hashtag que le pusieron encima, las negociaciones que está haciendo la Iglesia católica en diversas partes del país con narcotraficantes y criminales para lograr una pacificación están acelerando la ruptura de la sociedad.
La responsabilidad central de los Estados modernos, proveer la seguridad, se está trasladando del gobierno –que por esa razón nacieron– a los cárteles de las drogas y a las pandillas más violentas.
Es nuestra incipiente sociedad distópica, Hobbes en su peor dimensión.

El presidente Andrés Manuel López Obrador no puede salir de la trampa de su etiqueta en las redes sociales y se revuelca en acusaciones contra sus opositores, en la paranoia de una conspiración internacional para perjudicarlo.
Son molinos de viento reciclados los que embiste, mientras que la salud del país se está deteriorando aceleradamente por su incapacidad para enfrentar la crisis de seguridad y la expansión incontenible del crimen organizado en todo el país ante lo laxo, negligente y displicente de su actitud frente a la delincuencia organizada.
En Palacio Nacional responden, como siempre, a su interés particular, no nacional.
Todo el aparato del gobierno busca quitarle las manchas.
