Detrás de la ruptura

Romper relaciones con Ecuador fue una acción totalmente justificada al ser resultado de una violación de ese gobierno al territorio mexicano, como lo es la embajada de México en Quito, contraviniendo la Convención de Viena, que establece que las sedes diplomáticas son inviolables, y la Convención de Caracas sobre el derecho de asilo, para detener al exvicepresidente Jorge Glas, que se refugió en la misión azteca después de haber sido acusado penalmente por la justicia de su país.

Es cierto que la crisis diplomática nació de una intromisión de López Obrador en los asuntos internos de Ecuador, al irresponsablemente utilizar un evento internacional para referirse sutilmente a temas domésticos relacionados con la elección presidencial en este país.
El conflicto no responde principalmente a la irrefrenable ira del presidente Andrés Manuel López Obrador por la derrota de Luisa González, la candidata del expresidente Rafael Correa en las elecciones presidenciales del año pasado, quien vive en el exilio para evitar ser llevado a la justicia por los presuntos delitos de corrupción en el caso local de Odebrecht, y a quien le creó un santuario para que desde México operara políticamente durante el proceso que vivió su país.
El fondo es más profundo
López Obrador metió en la mañanera del miércoles pasado la referencia al proceso electoral en aquella nación suramericana, aparentemente sin contexto ni justificación.
AMLO califica de “facho” al Gobierno ecuatoriano, presidido por Noboa
— RT en Español (@ActualidadRT) April 5, 2024
López Obrador (AMLO), presidente de México, calificó de “facho” al Gobierno del presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, tras la expulsión de la embajadora de México en Ecuador, Raquel Serur. pic.twitter.com/10ADWxn6e7
