Siete Puntos

¿Don Quijote o Hegel?

1.

La palabra idealismo tiene, al menos, dos connotaciones. Una es la coloquial, que adjudica el calificativo idealista a la persona soñadora, deseosa de cambiar la sociedad, y cuyo paradigma de actuación pudiera ser el Quijote de la Mancha.

Pero también el concepto evoca una tradición filosófica, situada hacia fines del siglo XVIII e inicios del XIX, y cuyos principales exponentes fueron Kant y Hegel.

Ellos sostenían, palabras más vocablos menos, que somos nosotros, los sujetos, los que creamos la realidad, los objetos.

2.

Tal disquisición suele parecer demasiado abstracta, pero no lo es.

AMLO SE EQUIVOCÓ DE METAL

Y podemos ponerla sobre la mesa de las discusiones ahora que el presidente de la república ¿se confundió?, cuando al felicitar a los atletas Alejandra Valencia y Luis Álvarez por ganar el tercer lugar, medalla de bronce, en tiro con arco mixto durante las actuales olimpíadas de Tokio, les adjudicó la de oro.

Al darse cuenta del dislate reviró, reconociendo que la presea no era la aurea, pero remató diciendo: “bueno, yo lo siento así”.

3.

¿Estamos ante un lapsus del primer mandatario? ¿Es sólo una natural errata de quien habla en público -en este caso, quizá demasiado- y que, por lo mismo, se expone a distracciones de tal naturaleza?

SU MÉXICO SOÑADO

¿O refleja, más bien, una concepción del idealismo que mencionábamos párrafos arriba? Es decir. ¿Tenemos a un personaje idealista, que en su confusión delinea el México soñado, con atletas capaces de colgarse abundantes medallas doradas? ¿Asistimos a un bello yerro, que confunde realidad con fantasía en aras de una esperanza, quizá imposible?

4.

De ser así, nos encontraríamos con el hermoso idealismo de la enamorada que le dice a su galán Superman, o con el del papá que premia a su hija con el epíteto de Princesa.

Ni el novio es el hombre de acero, ni la niña es hija de una reina.

Pero...

...el amor transforma lo habitual en maravilloso.

Si esta es la cuestión, al país lo gobierna un presidente bien intencionado, pero quizá exagerado en sus apreciaciones sobre nuestras posibilidades deportivas, y que al referirse al Chuky Lozano puede trastocarlo con Cristiano Rolando o Lionel Messi.

5.

Pero también es posible, y basándonos en sus continuas alusiones a tener otros datos, que su idealismo sea más parecido al de los filósofos referidos.

¿Acaso quiere construir una realidad basada en esas cifras que nos dice tener pero no demuestra?

¿Su visión de México dista mucho de lo que en realidad sucede?

¿Las negativas a aceptar el desabasto de medicinas, la incesante violencia, la corrupción en su círculo íntimo, la polarización creciente -cuya responsabilidad es manifiesta-, etc., se basan en que no existen tales flagelos?

6.

Refutar la realidad y, por consiguiente, construir la propia, no ayuda a resolver los problemas que, aunque se nieguen o se transfiguren siguen ahí, tozudos, reclamando una atención que no se les está dando.

Yo preferiría un presidente quijotesco que hegeliano.

El primero tendría la capacidad de reconocer, al final de su odisea, que los molinos de viento no son desaforados gigantes.

El segundo, por el contrario, convertiría sus aspas alargadas en inmensos brazos que lo quieren destruir. Ojalá me equivoque, pero creo que estamos más cerca de Hegel que del Quijote.

7. Cierre ciclónico.

Y continuando con los juegos olímpicos de Tokio, la superestrella norteamericana de gimnasia, Simone Biles, no competirá en la final individual por salud mental.

La tenista japonesa, Naomi Osaka se retiró, el pasado mayo, del prestigiado Roland Garros, por la enorme ansiedad que le provocaba dar entrevistas.

Dos casos que nos hablan de un deporte competitivo que lleva a sus atletas al límite, y que no les permite disfrutar de la dimensión lúdica de la vida.

Cada vez más dinero en juego, y menos diversión creativa.

LECTURAS SUGERIDAS:

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1692-88572008000100003

https://cvc.cervantes.es/literatura/cervantistas/congresos/cg_VI/cg_VI_50.pdf

Padre Paco

El sacerdote José Francisco Gómez Hinojosa (Monterrey, México, 1952) es el actual Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey. Es diplomado en Teología y Ciencias Sociales por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido profesoren el Seminario de Monterrey, en la UDEM, el ITESM, la Universidad Pontificia de México, el Teologado Franciscano, el EGAP (Monterrey) y la Universidad Iberoamericana (Centro de Extensión Monterrey).