El café no es energía
Y ahí me detuve.
Porque sí, la motivación es ese concepto romántico con el que abrimos lunes y cerramos años.
Pero ¿qué pasa cuando no hay ganas, no hay música épica de fondo y no aparece nadie a darte un discurso de película?
Ahí es donde entra esto: la gestión de la energía.
La mentira del "si quieres, puedes"
Durante años nos vendieron esa idea: “si de verdad lo quieres, lo vas a hacer”.
Y sí, hay algo de cierto en eso… pero también hay mucho de trampa emocional.
Porque uno puede querer profundamente algo y aun así no tener ni media gota de gasolina para mover un dedo.
Y no es flojera.
Es desgaste.
Es saturación.
Es vivir en piloto automático, sobreviviendo entre pendientes, correos y cafés recalentados.
La publicación de Zaldúa que por cierto es muy directa y fácil de digerir te recuerda que no siempre necesitas más motivación.
Lo que necesitas es más energía.
La energía es el verdadero combustible (no la motivación)
Motivación es querer correr un maratón.
Energía es tener las piernas para moverte del sofá.
Y aunque suene obvio, a veces confundimos querer con poder.
Creemos que si algo no nos entusiasma es porque no lo deseamos lo suficiente, cuando muchas veces simplemente estamos agotados.
Zaldúa lo plantea con claridad: no se trata de hacer más, sino de usar mejor tu energía.
Porque no importa qué tan motivado estés si estás fundido, sin foco, sin fuerzas.
Lo único que lograrás es frustrarte.
El multitasking te drena (y no, no te hace más eficiente)
Vivimos con la falsa idea de que entre más cosas hagas al mismo tiempo, más productivo eres.
Pero seamos honestos: contestar WhatsApp mientras ves una reunión de Zoom, mientras piensas en la lista del súper, no es multitasking.
Es dispersión.
Y esa dispersión consume tu energía más rápido que un lunes sin café.
La energía se pierde por exceso de pendientes abiertos, por tratar de estar en todas partes, por no saber decir “no” a lo que no aporta.
El arte de simplificar
Zaldúa propone que uno de los secretos para tener más energía es simplificar tu sistema operativo mental
¿Necesitas diez aplicaciones para organizar tu semana?
¿Tres agendas?
¿Doce notificaciones para recordarte respirar?
A veces, tener menos es la verdadera manera de hacer más.
Haz una lista con lo que realmente suma.
No con lo que “se ve bien” hacer.
Y si algo no conecta contigo, no lo fuerces.
Porque gastar energía en actividades que no te importan solo por quedar bien es como pagar la renta de una casa en la que no vives.
No todo es productividad: también existe el descanso (y es sagrado)
En un mundo donde se presume no dormir y trabajar 12 horas diarias es un símbolo de estatus, descansar parece un lujo innecesario.
Pero la realidad es que, si no descansas, no decides bien, no creas bien, no vives bien.
Zaldúa lo pone claro: necesitas establecer límites, frenar cuando sea necesario, desconectar.
No para convertirte en un monje, sino para volver con batería real, no con la reserva parpadeando.
Y no, dormir no es suficiente si tu mente sigue trabajando mientras intentas descansar.
Por eso, también se trata de aprender a desconectar de verdad: celular lejos, pendientes anotados, conciencia presente.
Pequeñas victorias, grandes impactos
Otro punto clave es el valor de las pequeñas acciones.
A veces creemos que solo los grandes logros cuentan: cerrar el proyecto, lanzar la empresa, firmar el contrato.
Pero lo que más nos mantiene en movimiento son los mini-impulsos: responder ese correo que llevas días evitando, levantarte a tiempo, aunque no quieras, avanzar una página más del libro, hacer lo que dijiste que ibas a hacer.
Eso genera energía.
Porque el progreso, aunque sea mínimo, te recuerda que puedes confiar en ti.
Lo que yo hago cuando no tengo ganas (pero sé que tengo que hacerlo)
Confieso que no soy experto en hábitos perfectos.
Pero sí he aprendido a hacerle caso a ciertos rituales que me recargan.
Cuando la energía se me va por la coladera, hago algo que no requiere mucho esfuerzo, pero me devuelve perspectiva: escribir en una libreta lo que me molesta, lo que me frustra, o lo que agradezco.
No porque sea fan del journaling, sino porque sacar lo que tienes atorado también libera energía.
Y a veces eso es todo lo que necesitas para volver a moverte.
Una pregunta para ti (sí, tú que estás leyendo en modo scroll)
¿Cuál fue la última vez que te sentiste lleno de energía?
¿Qué estabas haciendo? ¿Con quién estabas? ¿Qué decisión te permitió estar ahí?
Tal vez no necesitas más motivación.
Tal vez solo necesitas volver a diseñar tus días para que no te drenen.
Conclusión: menos “échale ganas”, más “cuidemos la batería”
Este artículo no es para decirte que el mindset lo es todo.
Es para recordarte que la mente sin energía es como un carro sin gasolina: aunque quieras ir a toda velocidad, no llegas a ningún lado.
Cuida tu energía como cuidas tus finanzas:
- No la desperdicies en lo que no importa.
- Invierte en lo que te da retorno emocional.
- Y no vivas de préstamo (café, ansiedad y caos) creyendo que eso es lo normal.
Porque si algo entendí leyendo a Zaldúa y viviendo la vida real es que la motivación va y viene.