La carrera infinita de Eduardo Clark
Aunque hay algo desconsolador al hacerlo.
Siento que es como uno de esos corredores de fondo que se preparan en serio para la competencia, pero al que cada que se acerca al final le alejan la meta.
He escrito aquí que es de celebrar la decencia con la que él y el secretario Kershenobich tratan a las personas que reclaman, con razón, insumos y medicamentos.
Y todo indica que los dos se empeñan al máximo para reducir ese angustioso y cruel faltante.
Sin embargo… no alcanza.
Clark me dijo ayer que el abasto en el IMSS y el ISSSTE ronda el 95% y el 85% en el IMSS-Bienestar, y que asumen ese déficit como falla propia, pues su objetivo es cumplir al 100 por ciento.
Explicó también que parte de la falla depende de proveedores que no cumplen.
Ayer hablaba de 18 millones de piezas que deberían haber llegado a sus destinos y no lo hicieron por causa de los proveedores.
Les aplican sanciones, buscan reemplazos, pero uno puede imaginar lo que significan millones de recetas no surtidas a los más necesitados.
Quizás el fondista Clark esté registrando hoy tiempos notables, impensables hace apenas un año, cuando la crisis era monstruosa.