Para ser feliz hay que aprender a poner límites
Lo más importante es uno mismo
Recurro a los cuentos porque las palabras no bastan. Están dirigidas a tu mente y tu mente es intelecto puro.
Con que entiendas, no alcanzas, hace falta comprender.
El cuento es como un puente que salta de tu cerebro hasta alcanzar tu parte más emocional.
Con imágenes, consigue transmitir mucho más brevemente una emoción y te hace comprender.
Según el psicoanálisis, no te das cuenta de lo que te ocurre a causa de la represión que tú mismo ejerces para no darte cuenta.
Cuando era joven, yo estaba muy enojado con el psicoanálisis
Lo acusé de anacrónico y de estar atado a viejos esquemas. Ahora me parece que era necesario enojarse con él para poder dejarlo.
Creo que, si soy gestáltico, es simplemente porque como terapeuta no sirvo para ejercer el psicoanálisis.
- Para la gestalt las situaciones inconclusas se resuelven tratándolas desde el presente.
- Para el psicoanálisis, todo se deriva de una situación del pasado que yo estoy simbolizando.
- Para un conductista, se trata de aprender la conducta correcta.
- Para el cognitivo, habría que cambiar los falsos conceptos que conforman mi conciencia.
Pero, en última instancia, todas las terapias conducen al mismo lugar: mejorar la calidad de vida de la persona y hacer de ella un individuo más auténtico.

Amarnos con defectos es el gran desafío
Mis libros respiran una apología del egoísmo como secreto del bienestar.
Intento olvidar los tópicos para que mis libros induzcan a pensar.
Cuento que quizás el amor no sea para tanto; que el egoísmo no es tan malo, que la solidaridad es algo a explorar para descubrir...
El egoísmo es una postura personal que tiene mala prensa, pero si lo entendemos como un profundo amor por uno mismo, es bueno.
Tenerme en cuenta constituye una condición indispensable para no excluirme del mundo
También es una condición indispensable para hacerme cargo de mí mismo.
Y, sobre todo, me libera a mí de ti, porque ahora no solo no quiero depender de ti porque soy auto dependiente, sino que no permito que tú dependas de mí.
Este egoísmo, bueno para mí, también lo es para ti.
Cuando me dices: "Oh, amor mío, vivo por ti...", yo digo: "Por mí, no. Vive por ti, que por mí ya vivo yo".
