Pequeño dictador tropical

Apenas unos días atrás Andrés Manuel López Obrador se atrevió a responderle a Víctor Trujillo, quien a través de su personaje de Brozo fue contundente al advertirle a los mexicanos que no hay más de dos: democracia o dictadura.
Las palabras de Brozo calaron fuerte en la mente del inquilino de Palacio Nacional.
Le dolieron tanto que le pidió a su vocero, Jesús Ramírez, pusiera ante los representantes de los medios de comunicación y sus personeros, el video en el que el payaso tenebroso, con su lenguaje florido, directo, grosero quizá, pero muy objetivo, daba sus argumentos para no confiarse y quedarse en su casa el domingo 2 de junio, día de la elección presidencial.
Democracia o dictadura, dijo.
El video, obviamente se viralizó en la red política X, llegó incluso al WhatsApp de manera individual o de grupo y estalló de frente en la cara del tabasqueño que en sus cinco años de administración nunca se había referido a Brozo, o a Víctor Trujillo, no sé si por respeto o por temor, o por ambas cosas.
Lo cierto es que luego de verlo y escucharlo enterito, el dictador, perdón, el macuspano que presume gobernar un país con tanta grandeza como México, sonrió burlonamente y lanzó una advertencia velada para quienes sabemos leer entre líneas:
Una breve respuesta de Brozo en su red de X pareció terminar con el asunto.
Sin embargo, no fue así, la dictadura de López Obrador se mueve sigilosamente entre los dueños de medios de comunicación y al no poder cortarle la cabeza a Ciro Gómez Leyva, quien ha sido protegido y sostenido por los empresarios de Radio Fórmula e Imagen TV, se desquitó con Azucena Uresti, la conductora estrella por veinte años del programa Azucena a las 10, de Milenio TV.

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