Política de empleo, ¿una moda?

Hablar de políticas laborales hoy día comprende no solo una moda, si no una exigencia... Descubre por qué.

Durante los últimos años, las acciones que se han realizado para mejorar las condiciones para la generación, promoción y conservación de empleo han abarcado desde acortar los tiempos de los juicios laborales, hasta reformas para elevar el salario mínimo, eliminar el outsourcing y el insourcing, así como fortalecer y transparentar la vida interna de los sindicatos.

La contingencia sanitaria trastocó y afectó, de hecho aún continua impactando las dinámicas del trabajo y los ritmos de la cultura organizacional.

En este sentido, la digitalización, el home office y los esquemas híbridos del trabajo a distancia emergieron como alternativas para preservar la actividad económica.

Si bien es cierto, que perduran actividades económicas donde se impone el trabajo presencial, el cual es inevitable, también es cierto que las alteraciones y cambios que provocó al resguardo, afectó de forma diferenciada a los países.

En este sentido, naciones con modelos de desarrollo económico más elevados y digitalizados pudieron adaptarse de mejor forma a los nuevos esquemas y demandas de armonizar las necesidades laborales y de productividad, preservando la integridad física y de salud de sus trabajadores; mientras que, naciones en permanente desarrollo se han visto impedidas de modelos robustos que protejan el empleo formal...

..de hecho, nuestro país es uno de los que registra indicadores de recuperación lentos, aún por debajo de los niveles alcanzados anteriores a la pandemia, además de que se afectó profundamente a las mujeres, quienes fueron el sector poblacional más lastimado en la contingencia.

Ello generó un incremento en el sub-empleo o empleo informal, donde los riesgos y la falta de seguridad social, afectan a familias completas. Por tal motivo, hablar de políticas laborales hoy día comprende no solo una moda, si no una exigencia, en donde se deben considerar aspectos locales, de sectores económicos específicos y articularlos en dinámicas de interacción internacional.

Hace unos días, Sindicalismo Responsable realizó una reunión en Coahuila en donde convocó a representantes sindicales, legisladores y funcionarios locales y federales, así como especialistas y representantes de organismos internacionales; se analizó el estado actual de la política laboral.

En dicho encuentro, se urgió a que se establecieran criterios internacionales para definir una política laboral que promoviera y alentara la generación del empleo, que se consideraran los aspectos locales y de cada sector de la actividad económica, y que se diera fuerte impulso a la capacitación y la definición de reglas claras que permitieran asegurar los derechos laborales de los trabajadores, las condiciones de inversión para los empleadores y se fortaleciera el papel de los sindicatos, ya que si bien, se han emprendido reformas para impulsar el sindicalismo independiente, se han detectado acciones de los gobiernos para interferir en los procesos sindicales.

Elevar la productividad y combatir la pobreza son acciones que pasan necesariamente por la definición de políticas laborales de largo aliento y no deben estar sujetas a los vaivenes sexenales y a caprichos de funcionarios que creen que impulsar el empleo es cosa del gobierno:

La realidad es que la economía funciona gracias a los empresarios, quienes atienden la necesidad del crecimiento económico y a la base laboral que requiere generar ingresos dignos.
Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.