Tercera llamada

No cabe duda que el ejemplo presidencial dado con estos mensajes diarios de odio y violencia está arrastrando.
Por Adriana Dávila Fernández
Adriana Dávila - avatar

Y la respuesta no se hizo esperar, luego de la concentración en el zócalo de la Ciudad de México de miles de personas que voluntariamente acudieron el 26 de febrero para continuar con la defensa del INE.

Foto tomada de la red.
El presidente Andrés Manuel López Obrador convocó nuevamente a sus seguidores, a “celebrar” la expropiación petrolera y como cantaría Juan Gabriel: “en el mismo lugar y con la misma gente”.

En su lógica, el propósito es muy simple y no ha cambiado desde que inició el gobierno obradorista: demostrar “quién es el que manda”.

Esta manifestación en términos logísticos no fue distinta, pues dependencias del gobierno federal, gobiernos estatales, legisladores y “sectores” afines a su movimiento acudieron, como dice el clásico, “voluntariamente a fuerza”, para rendir tributo a su máximo líder.

No faltaron el pase de lista, las calles cerradas para que los camiones pudieran estacionarse, las facilidades otorgadas por el gobierno de la CDMX, las tortas, los refrescos y los insultos a los enemigos identificados: conservadores, neoliberales, fifís, riquillos, clasistas, clasemedieros y aspiracionistas, así adjetivados desde el púlpito presidencial.

El mensaje tuvo pocas variaciones de los ya conocidos y muy repetidos informes presidenciales que, por cierto, contienen datos de un país que solo existe en la imaginación de quien habita Palacio Nacional.

Adriana Dávila Fernández
Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Altiplano del estado de Tlaxcala. Su trayectoria profesional y política la ha desarrollado en los Poderes Legislativo y Ejecutivo Federales, así como en organizaciones de la Sociedad Civil.