Toxicidad
Las sustancias tóxicas son aquellas capaces de ocasionar efectos adversos y dañinos en una entidad viviente previamente sana al ser ingeridas, inyectadas, aspiradas, respiradas o aplicadas en la piel.
Así como la prostitución se conoce desde la antigüedad, también el efecto de los venenos y su dependencia de las dosis o concentraciones ha sido conocido desde tiempos muy antiguos. Incluso el oxígeno y el agua pueden ser tóxicos en grandes cantidades.
En una época relativamente reciente, por ahí de 1785, un médico escocés, William Pickering, comenzó a indicar la digoxina, un glucósido cardiotónico derivado de la planta Digitalis purpurea, para el manejo de la hidropesía cardíaca (insuficiencia cardíaca).
Utilizado como té, mostró resultados positivos en los pacientes, sin embargo, se encontró que entre el 30% y el 50% presentaban datos de intoxicación digitálica de carácter crónico, principalmente debido al pequeño margen terapéutico que posee la digoxina, una dosis pequeña no hace efecto (menos de 0.5 ng/ml en sangre) y un poco más ya intoxica (arriba de 2 ng/ml en sangre).
La dosis oral de digoxina es de 0.25 mg/día; tomar entre 1 y 5 mg es grave, y consumir más de 10 mg es mortal.
mg = milésima parte de un gramo.
ng = milmillonésima parte de un gramo.
Pinturas, esmaltes, solventes, diluyentes e insecticidas son sustancias tóxicas presentes de manera rutinaria en el hogar.
Estas sustancias pueden ser contaminantes si se liberan en el aire, el agua, el suelo o los alimentos, y son deletéreas para los organismos vivos y los ecosistemas.
“Toxicidad” es un término asociado a la exposición, uso o abuso de sustancias, pero su alcance va más allá de eso.
Tanto en los productos químicos como en las relaciones interpersonales pueden existir formas determinadas, explícitas y manifiestamente tóxicas entre las personas (pa' más señas). Por esa razón, Agua y Drenaje, así como la Comisión Nacional del Agua, realizan monitoreos diarios de la calidad del agua potable para determinar y garantizar de manera clara y precisa la limpieza, pureza, ausencia de riesgos, seguridad y potabilidad del agua para su consumo y utilización (Norma Oficial Mexicana NOM-127-SSA1-2021.
Agua para uso y consumo humano).
Sin embargo, hemos fallado en reconocer los factores de riesgo en la toxicidad de las relaciones interpersonales.
Esto hace referencia a dinámicas en las que una, dos o más partes generan un ambiente ampliamente autodestructivo, negativo, heterodestructivo, fragmentante, divisional y emocional, física y mentalmente dañino.
Son conductas que involucran o manifiestan tendencias claras hacia la manipulación leve o severa, el abuso verbal, emocional o físico; y actitudes marcadamente misóginas, androfóbicas o arrenofóbicas, con odio, rechazo o desprecio hacia la contraparte.
También incluyen terquedad, necedad, falta de control de impulsos, “locuras”, agresiones disfrazadas de bromas, violencia física, amenazas o “manazos chiquitos”; tonos de voz y comentarios con jiribilla que pretenden reflejar “inteligencia y profunda filosofía”; y referencias como “aquí nomás mis chicharrones truenan”, “aquí yo soy Doña Chingonetas” o “aquí yo soy Don Chingonetas”.
Incluyen, además, aparentes distracciones usadas para lesionar o “bromear” a costa de las debilidades de la otra persona; actividades de carácter turbio, abuso, consumo o comercio de sustancias altamente dañinas, que deberían ser atendidas por personas preparadas académica y profesionalmente para tales situaciones vitales, pues deterioran nuestro nivel de salud y calidad de vida.
