Roberto Echeverría Venegas DETONA® Hubo un tiempo en que el maridaje era cosa seria. Casi solemne.

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<h5 class="handdrawn subtitle">Una especie de&nbsp; química sagrada donde los expertos dictaban con quién sí y con quién no se debía&nbsp; juntar el vino. </h5>

<ul>
	<li>Carne roja con tinto. </li>
	<li>Pescado con blanco. </li>
	<li>El postre con vino dulce. </li>
</ul>

Y no te atrevieras a salirte del guión. 

Pero los jóvenes ya no están pidiendo permiso y quienes han tenido oportunidad de acompañarme en alguna cata, una degustación, saben que hoy, ya no promovemos esta cultura tradicional.&nbsp;&nbsp;

<ul>
	<li>Hoy, el vino se sirve con ramen instantáneo. </li>
	<li>Con tacos de canasta. </li>
	<li>Con pizza de pepperoni, palomitas con caramelo y, por qué no, con sushi de supermercado. </li>
</ul>

Lo que antes sería visto como sacrilegio, hoy es simplemente realidad gastronómica.&nbsp; 

No por rebeldía, sino por curiosidad. 

Porque el vino ha dejado de ser una ceremonia, y se ha vuelto un acompañamiento de la vida.

Y es que cuando el vino se baja del pedestal, se vuelve más accesible, más cotidiano, más divertido. 

Ya no se necesita una copa balón ni mantel blanco. 

Basta una buena compañía y un poco de hambre. 

La regla ahora es simple: si sabe bien, está bien. 

Si el contraste entre unas palomitas dulces y un Pinot Noir te hace feliz, no necesitas justificarlo.&nbsp;&nbsp;

<h4 class="subtitle">También hay un mérito en eso. </h4>

En liberarse del deber ser. 

En romper con el “esto no se hace” para descubrir lo que sí puede hacerse. 

Claro, el maridaje sigue siendo un arte. 

Pero como todo arte, evoluciona. 

Y ahora suena con otras notas: más informales, más mestizas, más espontáneas.

Desde los wine bars que sirven vino con papas fritas, hasta las cenas casuales&nbsp; donde un rosado acompaña al sushi con chipotle, los nuevos maridajes no buscan validación, buscan emoción. 

No preguntan si están “correctos”. 

Preguntan si te&nbsp; hicieron sonreír.&nbsp;&nbsp;

Quizá eso es lo más bonito de este cambio: el vino como parte de la conversación, no como protagonista único. 

Como testigo de lo que comemos sin rigidez, sin dogmas, sin etiquetas (más allá de la botella).&nbsp;&nbsp;

Porque al final del día, no se trata de lo que combine con el vino. 

Se trata de con quién lo compartes.&nbsp;

<h6 class="subtitle underlined">Conocer, es no excederse. </h6>

¿Mesa para cuántos?

Opinión

De palomitas y Pinot Noir: maridajes modernos sin permiso

Roberto Echeverría Venegas DETONA® Hace unos años, pedir un vino mexicano en Monterrey era casi una apuesta.

<h5 class="handdrawn subtitle">Hoy,&nbsp; muchas cartas abren con etiquetas nacionales, pero la pregunta sigue en el aire: </h5>

<ul>
	<li>¿realmente lo pedimos? </li>
	<li>¿O seguimos eligiendo por país, por precio o por&nbsp; costumbre?&nbsp;&nbsp;</li>
</ul>

La escena del vino mexicano ha crecido como pocas. 

Con más de 500 bodegas en&nbsp; el país y presencia en estados como Baja California, Querétaro, Coahuila,&nbsp; Guanajuato, Zacatecas y San Luis Potosí, la diversidad de estilos, climas y suelos ha dado lugar a etiquetas de gran calidad, reconocidas internacionalmente.

En Monterrey, cada vez es más común encontrar vinos nacionales en restaurantes&nbsp; de distintos perfiles: desde fine dining hasta spots casuales. 

Algunos incluso abren sus cartas con una sección dedicada a etiquetas mexicanas. 

Y eso habla bien, pero&nbsp; también invita a preguntarnos si su presencia es por moda, compromiso comercial o verdadera convicción gastronómica.&nbsp;&nbsp;

Consumir vino mexicano es apostar por una industria que genera empleos, impulsa&nbsp; regiones vinícolas emergentes y está logrando reconocimiento en el extranjero.&nbsp; 

Además, suele tener un perfil de sabor que marida mejor con la cocina mexicana, y&nbsp; una menor huella ambiental en comparación con etiquetas importadas.&nbsp;

Aun así, hay barreras por romper: la percepción de que el vino mexicano es caro, la falta de conocimiento de bodegas locales, o simplemente la costumbre de elegir por origen: España &gt; Francia &gt; Argentina. 

En datos de mercado, se estima que en Monterrey los vinos más consumidos siguen siendo los de origen español y&nbsp; argentino, seguidos de los franceses. 

El vino mexicano representa cerca del 30% del consumo en restaurantes, aunque la cifra puede variar según el tipo de lugar y su propuesta.&nbsp;&nbsp;

No se trata de tomar vino mexicano por nacionalismo. 

Se trata de reconocer que hay talento, pasión y calidad en nuestras propias tierras. 

Y si algo sabe Monterrey, es reconocer el trabajo bien hecho. 

Quizá es momento de mirar la carta con otros ojos... y levantar la copa con un poco más de convicción.&nbsp;&nbsp;

<h6 class="subtitle underlined">Conocer, es no excederse. </h6>

Vino mexicano en la carta: ¿moda, compromiso o convicción?

Roberto Echeverría Venegas DETONA® Si en alguna ocasión piensas en Monterrey, también estás obligado en pensar en  su gastronomía. 

Explicarla para el resto del país, en ocasiones es complejo, lleno&nbsp; de pensamientos y de pausas, porque estás obligado a explicar qué es el&nbsp; machacado con huevo y sabiendo que la cocina del norte no siempre tiene la&nbsp; visibilidad que merece.&nbsp;

No es una gastronomía de coloridos mercados o moles con veinte ingredientes.&nbsp;

Es una cocina de carácter: directa, intensa, sin miedo al fuego.&nbsp;&nbsp;

<h4 class="subtitle">Aquí, la carne asada es nuestra ceremonia.&nbsp;</h4>

No sólo es lo que se cocina, sino cómo se cocina: afuera, con tiempo, entre bromas y cervezas.&nbsp;

Pero la cocina norteña va mucho más allá del asador.&nbsp;

Está en el cabrito de los domingos, en el arroz con elote&nbsp; que nunca falta en casa, en el cortadillo de nuestras abuelas y en el pan de elote tibio, recién salido del horno.&nbsp;

<h4 class="subtitle">Nuestros sabores tienen raíces profundas.&nbsp;</h4>

Desde la influencia tlaxcalteca en la llegada del cabrito al noreste, hasta los ecos de las cocinas judías que lo transformaron en platillo icónico.&nbsp;

Somos tierra de trigo, de queso asadero, de chile seco.&nbsp;

Y aunque el país celebre más seguido al mole o la cochinita, nosotros tenemos lo nuestro.&nbsp;&nbsp;

Hay una honestidad en nuestra forma de cocinar.&nbsp;

Pocas pretensiones, mucho sabor.

Por eso emociona ver que algunos restaurantes del norte —como Vernáculo, Terrae, Koli— estén retomando esta identidad para elevarla, no para disfrazarla.&nbsp;

Porque si algo necesita la cocina del norte, no es reinterpretarse: es saberse contar.

Así que la próxima vez que sirvas un plato de frijoles con veneno, o un taco de&nbsp; machacado con salsa molcajeteada, recuerda: aquí también se cuecen historias.

<h4 class="subtitle">Y saben a norte.&nbsp;&nbsp;</h4>

<h6 class="subtitle underlined">Conocer, es no excederse.&nbsp;</h6>

Cocina del norte: ¿qué la hace tan distinta?

Roberto Echeverría Venegas DETONA® Hace diez años, pedir una copa de vino en Monterrey era un volado: o te daban un tinto caliente, o te traían una etiqueta genérica sin mayor historia.

El piloto tuvo que aterrizar de emergencia en Guadalajara, de donde había despegado. Lo bueno es que no pasó a mayores y fue solo el susto. ¡Pero quésusto!.

<h5 class="handdrawn subtitle">Hoy, la escena ha cambiado tanto que podrías pensar que estamos en Ensenada... o en Burdeos.&nbsp;&nbsp;</h5>

En una ciudad que históricamente ha tenido alma cervecera y corazón carnívoro, el&nbsp; vino ha ido ganando terreno, copa a copa. 

Y no por moda —bueno, un poco sí—&nbsp; sino por gusto, por curiosidad, por la necesidad de saborear distinto.&nbsp;&nbsp;

Las cenas maridaje están de moda. 

Los clubes de vino crecen. 

Los restaurantes ya&nbsp; no solo tienen carta de tintos, blancos y rosados: ahora habemos sommeliers que&nbsp; explicamos, sugerimos y te retamos a probar uvas que nadie conocía hace unos años (¿graciano? ¿albariño?).&nbsp;

<h4 class="subtitle">Pero este boom no es solo importado. </h4>

También hay orgullo nacional y local. Hoy&nbsp; encuentras etiquetas mexicanas en cada esquina: del Valle de Guadalupe, de Querétaro, de Coahuila y, claro, de Baja. 

Incluso hay quienes se atreven con&nbsp; proyectos en Nuevo León —pequeños, sí, pero llenos de pasión.&nbsp;&nbsp;

<h5 class="handdrawn subtitle">¿Qué pasó en Monterrey?</h5>

Que el comensal regio se sofisticó. 

Que la carne asada&nbsp; ahora convive con un Malbec, que la reunión entre amigos ya no es solo de cerveza, y que abrir una botella entre semana ya no es símbolo de lujo, sino de disfrute.

<h4 class="subtitle">Y eso se nota. </h4>

Se nota en las tiendas especializadas que hay en el área&nbsp; metropolitana, en los clubes de vino que te llegan cada mes con botellas&nbsp; seleccionadas. 

Se nota en los creadores de contenido que ya hablan de acidez, barrica y terroir* como si nada. 

Y se nota, sobre todo, en que ya no se necesita una ocasión especial para abrir una botella: el vino se volvió parte de la mesa.&nbsp;&nbsp;

<ul>
	<li>¿Es una moda? Tal vez. </li>
	<li>¿Es una buena? Sin duda.&nbsp;&nbsp;</li>
</ul>

Porque si algo ha demostrado Monterrey, es que cuando se trata de comer y beber&nbsp; bien, no hay región que no pueda volverse vinícola.&nbsp;&nbsp;

*Terruño. Tierra de la que procede la uva y que brinda características únicas a cada uva, cada cosecha.&nbsp;

<h6 class="subtitle underlined">Conocer, es no excederse. </h6>

El vino también es regio

Roberto Echeverría Venegas DETONA® Abres Instagram y ahí están: tacos con queso fundido derritiéndose en cámara lenta, una hamburguesa con chicharrón prensado, una copa de vino servida en slow motion. Casi puedes olerlo. Y sin darte cuenta, ya decidiste qué vas a cenar.

<h5 class="handdrawn subtitle">No estás solo. </h5>

Según una encuesta reciente, el 77 % de las personas ya elige qué&nbsp; comer basado en lo que ve en redes sociales. 

Y en México, donde la comida es&nbsp; parte de nuestra identidad, el fenómeno no es menor. 

TikTok e Instagram se han&nbsp; convertido en los nuevos recetarios, y los influencers gastronómicos en los nuevos&nbsp; críticos.&nbsp;

Hoy, un negocio puede pasar de desconocido a tener fila de dos horas con solo un&nbsp; video viral. 

¿Y qué se viraliza? Lo más visual, lo más exagerado, lo que hace ruido.&nbsp;

¿Qué tanto pesa el sabor en esa ecuación? Cada vez menos.&nbsp;

Es la era del “antojo performático”: sushi en cono, birria en ramen, chilaquiles en&nbsp; croissant. Sabores que quizá no imaginamos juntos, pero que tienen potencial de&nbsp; volverse tendencia si el video correcto los empuja. 

No siempre es comida que&nbsp; queremos probar dos veces, pero sí es comida que queremos ver.

<h4 class="subtitle">Esto no es necesariamente malo. </h4>

Hay lugares que han aprovechado ese escaparate&nbsp; para mostrar cocina real, hecha con corazón y técnica. 

Pero también hay una parte&nbsp; riesgosa: cuando cocinamos o comemos solo para que luzca bien en pantalla,&nbsp; corremos el riesgo de olvidar lo esencial: el sabor, la tradición, la historia.&nbsp;

¿Y tú? 

¿La última vez que elegiste un restaurante… fue por hambre o por algoritmo? 

<h6 class="subtitle underlined">Conocer, es no excederse.</h6>

¿Comemos por hambre o por algoritmo?

Roberto Echeverría Venegas DETONA®️: Esta semana pasada, entre distintos eventos y reuniones, recibí en muchas ocasiones esta pregunta:  “Rob, el vino más caro, ¿es el mejor?”

<h5 class="handdrawn subtitle">Una pregunta muy honesta, y es que, a todos nos ha pasado alguna vez: estamos en un restaurante, abrimos la carta de vinos y nuestros ojos se van directo a&nbsp; los precios. </h5>

Y por alguna razón, asumimos que el más caro debe ser el mejor. 

<h4 class="subtitle">Pero, ¿realmente lo&nbsp; es?&nbsp;</h4>

<h5 class="handdrawn subtitle">El precio del vino no solo refleja su sabor o calidad. </h5>

Detrás hay un mundo de factores que poco&nbsp; tienen que ver con lo que pasa en la copa: la escasez de una cosecha, el prestigio de una bodega,&nbsp; la región de origen, la añada, el tiempo de crianza y, claro, el marketing. 

Porque sí, hay vinos que&nbsp; cuestan lo que cuestan simplemente porque alguien está dispuesto a pagarlo. 

Algunas etiquetas&nbsp; tienen décadas (o siglos) de historia, otras producen en cantidades tan pequeñas que su valor sube&nbsp; solo por su disponibilidad limitada. 

Y hay botellas que ni siquiera se venden: se subastan.&nbsp;

Eso no quiere decir que un vino caro no sea excepcional. 

Muchos lo son. 

Pero hay una gran&nbsp; diferencia entre lo que es excepcional y lo que es ideal para ti. 

Hay botellas de $600 pesos que te&nbsp; pueden hacer feliz en un martes común, y otras de $6,000 que quizá no entiendas del todo en una&nbsp; primera copa.&nbsp;

<h5 class="handdrawn subtitle">También influye el tiempo. </h5>

Un vino que ha pasado diez años en barrica y luego otros cinco en bodega&nbsp; antes de salir al mercado, lleva incorporado un costo de oportunidad. 

Además, si proviene de una&nbsp; zona con denominación de origen estricta —digamos, Borgoña o Rioja Alta— los estándares de producción, los permisos, y hasta el tipo de barrica, suman ceros a la cuenta. Pero que algo cueste&nbsp; más, no significa que te guste más.&nbsp;

Aquí es donde entra la parte más interesante: el disfrute es subjetivo. 

Tu paladar no está obligado a&nbsp; emocionarse con un Grand Cru de $12,000 pesos si lo que te gusta son blancos frescos y frutales&nbsp; de $500. 

Hay botellas que deslumbran con técnica, complejidad y estructura... y otras que&nbsp; simplemente te hacen sonreír porque saben a verano, a antojo, a buena compañía.&nbsp;

Lo curioso es que, a ciegas, muchas veces el vino favorito no es el más costoso. 

Nuestro paladar,&nbsp; afortunadamente, no sabe de etiquetas. 

Solo sabe de placer.&nbsp;

Entonces, la próxima vez que alguien te diga “este es carísimo”, pregúntale primero si está bueno.

Y&nbsp; si lo está, si te gustó a ti.&nbsp;

Porque en el vino, como en la vida, no siempre lo más caro es lo mejor. 

Y lo mejor, muchas veces, no cuesta tanto.&nbsp;

<h6 class="subtitle underlined">Conocer, es no excederse.&nbsp;</h6>

El vino más caro ¿Es el mejor? 

Roberto Echeverría Venegas DETONA: En Monterrey, el verano no se anuncia: te cae encima. Y con él, el dilema de siempre para los que disfrutamos una buena copa de vino: ¿cómo sobrevivirle al calor sin renunciar a tu vino favorito?

Porque sí, es muy distinto abrir un tinto en una cena de noviembre que intentar disfrutarlo a 36° grados, con humedad, y en una casa donde el aire apenas va ganando la batalla.

Y aun así, muchos seguimos cometiendo el error de servir el vino “como siempre”, sin pensar que en esta temporada, lo que más necesita una botella es un poco de frío… y mucha consideración.

Esta semana, te comparto una guía sencilla para servir vino en temperaturas altas sin arruinar la experiencia —ni la etiqueta. 

Desde el enfriamiento hasta la copa, estos consejos no son de sommelier: son de supervivencia regia.

Ese famoso “temperatura ambiente” aplica si vives en Burdeos, no en Monterrey. 
Algunas guías rápidas:

<ul>
	<li>Espumosos y blancos ligeros: 6 – 8 °C</li>
	<li>Rosados y blancos con barrica: 8 – 12 °C</li>
	<li>Tintos jóvenes (principalmente vinos sin barrica): 12 – 14 °C</li>
	<li>Tintos estructurados (reserva, gran reserva): 16 – 18 °C (y no más)</li>
</ul>

Sí, puedes (y debes) enfriar un tinto en verano. Te lo va a agradecer.

¿Qué es “temperatura correcta”? Spoiler: no es lo que crees

<ul>
	<li>Refrigerador: 2 horas para blancos, 30–40 min para tintos.</li>
	<li>Hielera con agua y sal: 15 minutos y listo.</li>
</ul>

¿Congelador? Solo con temporizador. 

Más de 20 min y podrías reventar la botella.

Métodos reales para enfriar vino sin arruinarlo

<ul>
	<li>Cristal fino = menos transferencia de calor de tu mano al vino.</li>
	<li>Tallo largo = evita que calientes el vino con los dedos.</li>
	<li>¿Copa ancha en verano? Solo si el vino ya está a buena temperatura.</li>
</ul>

El factor copa: sí importa más de lo que crees

<ul>
	<li>Usa decantadores pequeños y ponlos en hieleras con agua.</li>
	<li>Ten una hielera lista en la mesa, aunque no tomes espumoso.</li>
	<li>No tengas miedo de enfriar un poco más de lo habitual: con el clima de Monterrey, el vino se calentará solo en 10 minutos.</li>
</ul>

Tips para servir en casa sin complicarte la vida

En tierra de calor, el vino puede (y debe) ser un aliado refrescante.

Solo necesita que lo tratemos con un poco más de cariño. 

En estos meses, servir bien el vino no es pretensión: es supervivencia.

<h6 class="subtitle underlined">Conocer, es no excederse.&nbsp;</h6>

Servir vino en temporada de calor: Guía para no arruinar la copa

Roberto Echeverría Venegas DETONA: Esta semana se anunciarán los galardonados por la Guía Michelin en México, y para muchos podría parecer un asunto lejano o exclusivo de las grandes capitales. 

<h4 class="subtitle">Pero no.</h4>

Este momento es clave para&nbsp; quienes creemos que la cocina también es una forma de identidad, orgullo y proyección internacional.&nbsp;

<h5 class="handdrawn subtitle">¿Qué es una estrella Michelin?&nbsp;</h5>

Más allá del nombre rimbombante, se trata de uno de los&nbsp; reconocimientos más influyentes en la industria restaurantera mundial.&nbsp;

Otorgadas por inspectores&nbsp; anónimos con una metodología precisa, las estrellas evalúan la calidad del producto, la técnica, la personalidad del chef, la consistencia y la relación calidad-precio.&nbsp;

<ul>
	<li>Una estrella indica que el&nbsp; restaurante es muy bueno en su categoría.&nbsp;</li>
	<li>Dos, que vale la pena desviarse del camino para visitarlo.&nbsp;&nbsp;</li>
	<li>Tres, que vale el viaje en sí mismo.&nbsp;</li>
</ul>

<h6 class="subtitle underlined">¿Por qué importa esto para Nuevo León?</h6>

&nbsp;Porque por primera vez, nuestra gastronomía tiene la&nbsp; posibilidad real de entrar a esta conversación global.&nbsp;

Y no es un tema menor. 

Estamos a menos de&nbsp; un año de ser sede de partidos oficiales del Mundial FIFA 2026.&nbsp;

Monterrey recibirá a miles de&nbsp; visitantes de todo el mundo, y la experiencia que se lleven no solo dependerá del futbol: también&nbsp; dependerá de lo que coman, de cómo lo vivan, y de quién se los sirva.&nbsp;

Una estrella Michelin no solo es una medalla para un chef o un restaurante.&nbsp;

Es una señal clara de que en esa ciudad hay una escena gastronómica viva, profesional, con identidad y calidad.&nbsp;

Es turismo, es posicionamiento, y es también un incentivo para toda la cadena de valor: productores,&nbsp; proveedores, cocineros, sommeliers y restauranteros.&nbsp;

<h4 class="subtitle">Por eso, esta semana deberíamos prestar atención.&nbsp;</h4>

Porque hoy, ya contamos con grandes exponentes de nuestra ciudad y no será solo su logro.&nbsp;

Será un momento que refleja el trabajo&nbsp; colectivo que, desde hace años, se está haciendo para que Nuevo León sea cada vez más&nbsp; reconocido como lo que ya es: un destino donde se come muy bien, y con mucho carácter.&nbsp;

Y si llegaran pocas estrellas esta vez, no pasa nada.&nbsp;

Que nos vean ya es un avance.&nbsp;

Que sepan que&nbsp; aquí se cocina con identidad, con técnica y con corazón, que es apenas el principio de algo más&nbsp; grande, porque algo que siempre ha caracterizado a Nuevo León, es el espíritu de siempre ir por&nbsp; más.&nbsp;

<h6 class="subtitle underlined">Conocer, es no excederse.&nbsp;</h6>

Estrellas Michelin: por qué la gastronomía de NL está en la mira mundial

Roberto Echeverría Venegas DETONA: Sé que el primer paso a un -fine dining- con menú de varios tiempos puede dar algo de nervio. 

<h5 class="handdrawn subtitle">“¿Y si no entiendo los platos?”, “¿tengo que ir muy formal?”, “¿me voy a quedar con hambre?”.&nbsp; </h5>

<h4 class="subtitle">Spoiler: no. </h4>

Y vale totalmente la pena.&nbsp;

Aquí te comparto lo esencial para animarte a vivir una experiencia gastronómica memorable… sin&nbsp; miedo y sin quedarte con hambre.&nbsp;&nbsp;

<h5 class="handdrawn subtitle">Primero: ¿Qué es un menú de degustación?&nbsp;&nbsp;</h5>

Un menú de degustación es una secuencia de platillos (generalmente de 5 a 10 tiempos) pensada&nbsp; para que conozcas lo mejor de la cocina del chef. 

Es como una playlist cuidadosamente curada:&nbsp; empieza suave, te lleva por varias emociones, y termina en alto. 

No vas a pedir a la carta. 

Te dejas&nbsp; llevar.&nbsp;

<h5 class="handdrawn subtitle">¿Y el maridaje?&nbsp;&nbsp;</h5>

Algunos menús ofrecen pairing opcional. 

Esto significa que cada tiempo vendrá acompañado de una&nbsp; copa de vino, cerveza artesanal o incluso cocteles, pensados para realzar cada plato. 

No es obligatorio, pero si eres curioso o te gusta el vino, es un sí rotundo.&nbsp;

<h5 class="handdrawn subtitle">¿Me voy a quedar con hambre?&nbsp;&nbsp;</h5>

Difícilmente. 

Aunque los tiempos son pequeños, la cantidad total suele ser generosa y balanceada.&nbsp; 

Vas a salir satisfecho, no empachado. 

Pro tip: no llegues con demasiada hambre ni comas antes “por&nbsp; si acaso”.&nbsp;

<h5 class="handdrawn subtitle">¿Dónde vivir esta experiencia en Monterrey?&nbsp;&nbsp;</h5>

Si estás listo para animarte, aquí van cuatro lugares donde vas a quedar sorprendido:&nbsp; 

<ul>
	<li>Sibau – Cocina elegante, producto local, técnicas modernas. Ideal para una primera vez.&nbsp; </li>
	<li>Tatemate – Inspiración prehispánica, fuegos abiertos, ingredientes ancestrales. Toda una&nbsp; experiencia sensorial.&nbsp;&nbsp;</li>
	<li>Koli Cocina de Origen – Experiencia narrativa, todo gira en torno al noreste mexicano.&nbsp; Inolvidable.&nbsp;&nbsp;</li>
	<li>Pangea – Un clásico de clásicos. Innovación constante y un servicio impecable.&nbsp;&nbsp;</li>
</ul>

<h5 class="handdrawn subtitle">Tips finales para disfrutarlo al máximo:&nbsp;&nbsp;</h5>

<ul>
	<li>Ve con la mente abierta. No todo lo que vas a comer es “común”. Y eso está bien.&nbsp; </li>
	<li>No necesitas ir de etiqueta, pero sí arréglate. Parte de la experiencia es el ambiente.&nbsp; </li>
	<li>Pregunta. Los meseros están para guiarte. No hay preguntas tontas.&nbsp;&nbsp;</li>
	<li>Disfruta sin prisa. Esto es para saborear, no para correr.&nbsp;&nbsp;</li>
</ul>

<h5 class="handdrawn subtitle">¿Vale la pena?&nbsp;&nbsp;</h5>

Sí. 

Si te gusta comer, si disfrutas de los detalles y quieres conocer nuevas formas de vivir la&nbsp; gastronomía, un menú de degustación es mucho más que una cena: es una historia servida en varios&nbsp; capítulos.&nbsp;&nbsp;

<h6 class="subtitle underlined">Conocer, es no excederse. </h6>

&nbsp;

Menús de degustación para primerizos: cómo vivir la experiencia sin miedo

Roberto Echeverría Venegas DETONA: Con el calor regio ya en modo intenso para esta semana, la mesa también se adapta.

No todos los&nbsp; vinos se prestan igual para las altas temperaturas, ni para una terraza con vista al cerro mientras&nbsp; cae el atardecer. 

Por eso, hoy quiero compartirte una guía sencilla pero sabrosa para escoger el vino correcto para esta temporada, y cambiar un poco la tradicional cerveza.&nbsp;

<h4 class="subtitle">¿Por qué elegirlos?&nbsp;</h4>

Suelen ser más ácidos, más ligeros y se sirven fríos. No hay pierde.&nbsp;&nbsp;

Recomendaciones:&nbsp;

<ul>
	<li>Sauvignon Blanc de Monte Xanic, de Valle de Guadalupe, Baja California.&nbsp; </li>
	<li>Albariño de Paco &amp; Lola, de Rías Baixas, España.&nbsp;&nbsp;</li>
</ul>

Maridan bien con: ceviches, pescados al grill, ensaladas con frutas.&nbsp;

Vinos blancos que refrescan sin complicaciones

<h4 class="subtitle">¿Por qué elegirlos?&nbsp;</h4>

Versátiles, refrescantes y perfectos para socializar. 

Ni tan serios como un tinto ni tan etéreos como&nbsp; un blanco.&nbsp;&nbsp;

Recomendaciones:&nbsp;

<ul>
	<li>Rosé de Monte Xanic, de Valle de Guadalupe, Baja California.&nbsp;&nbsp;</li>
	<li>Excellens rosé de Marqués de Cáceres, de Rioja, España&nbsp;&nbsp;</li>
</ul>

Maridan bien con: charcutería, quesos suaves, tacos al pastor, sushi.

Rosados: el regreso del vino subestimado  

<h4 class="subtitle">&nbsp;¿Por qué elegirlos?&nbsp;</h4>

No todos los tintos son pesados. 

Si los enfrías un poco, pueden ser una joya para noches&nbsp; calurosas.&nbsp;&nbsp;

Recomendaciones:&nbsp;

<ul>
	<li>Calixa Blend de Monte Xanic, de Valle de Guadalupe, Baja California.&nbsp;&nbsp;</li>
	<li>Red Blend de Knock Knock, de Valencia, España&nbsp;</li>
	<li>Mezcla de Tintos de Hacienda la Florida, de Gral. Cepeda, Coahuila.&nbsp;&nbsp;</li>
</ul>

Maridan bien con: hamburguesas, carnes frías, pollo a las brasas.&nbsp;

&nbsp;

Tintos ligeros que aguantan el calor 

<h5 class="handdrawn subtitle">Tips finales para no regarla con el vino en calor:&nbsp;&nbsp;</h5>

<ul>
	<li>Sirve más frío de lo normal: el vino se calienta rápido en Monterrey.&nbsp;&nbsp;</li>
	<li>Copas pequeñas o decantadores con hielo externo.&nbsp;</li>
	<li>Prefiere vinos jóvenes y sin mucha barrica.&nbsp;</li>
	<li>¿Y si es espumoso? Mejor.&nbsp;</li>
</ul>

Más allá del color o la uva, lo importante es que el vino acompañe el momento. 

En este calor regio,&nbsp; lo que uno busca es frescura, sabor y algo que invite a brindar sin pensarlo tanto.&nbsp;

Así que, si este fin de semana vas a destapar algo, que sea ligero, alegre… y bien frío.&nbsp;&nbsp;

<h6 class="subtitle underlined">Conocer, es no excederse.&nbsp;</h6>

Roberto Echeverría Venegas