


Es el momento del “comeback” de la ONU a retomar la iniciativa de los esfuerzos de paz y seguridad internacionales, después del fracaso rotundo de la diplomacia de liderazgo personal y encuentros en las cumbres entre gobernantes que no arreglan nada y posponen la resolución de los conflictos.
Una mujer, la alemana Annalena Baerbock, presidirá los trabajos de la 80 Asamblea General (UNGA 80, por sus siglas en inglés) y bajo su experimentada mano veremos el desarrollo de negociaciones de alto nivel bajo el lema “Mejor juntos”.
Tras el desastre diplomático que los chicos rudos del barrio (Estados Unidos y Rusia y, por otro lado, Netanyahu y Hamás) han dejado tirado en la calle, no hubo cese al fuego en Ucrania ni en Gaza.
Fracasaron los líderes supuestamente carismáticos, así que el camino quedó allanado para que en el seno de la Asamblea General (con 193 países miembros) se someta a debate una solución a los problemas que hoy amenazan la paz y la seguridad internacional.
Mientras Vladimir Putin sigue arrojando bombas y asesinando a los civiles ucranianos y Benjamín Netanyahu hace lo mismo con los civiles palestinos en la Franja de Gaza, Annalena y Antonio Guterres (Secretario General de la ONU) tienen ante sí una pequeña ventana de oportunidad para salvar al mundo.





