
Dicen que el bien se hace en silencio, y el resto es teatro.
“Política” y “puesta en escena” no son cosas diferentes.
Ambas convergen en una intersección fascinante: comunicación, actuación y el arte de la persuasión.
La política a menudo emplea las tácticas del teatro para dar forma a la percepción pública y obtener el apoyo de los votantes.
Los líderes políticos, como los directores de escena, elaboran cuidadosamente su imagen y pronuncian discursos ricos en teatralidad.
Sus gestos, tono y lenguaje corporal son parte de una actuación cuidadosamente coreografiada destinada a influir en la opinión pública.
Además, las conferencias de prensa, los mítines y las convenciones partidistas son eventos diseñados y organizados para crear una atmósfera de entusiasmo y unidad.

Las campañas políticas pueden compararse con las producciones teatrales.
Los candidatos seleccionan cuidadosamente los lugares, prestando atención al escenario, la iluminación, los fondos y la utilería.
Todo está preparado para evocar emociones específicas y transmitir un mensaje deseado.
De manera similar, el uso de música, lemas y símbolos recuerda a los dispositivos teatrales que provocan una respuesta emocional de la audiencia.
Tanto la política como el teatro se basan en el poder de la retórica.
En política, el lenguaje persuasivo es crucial para influir en la opinión pública, movilizar apoyo e impulsar la acción.
Los discursos políticos emplean dispositivos retóricos como “ethos”, “pathos” y “logos” para apelar a la credibilidad, las emociones y el razonamiento lógico de la audiencia.
PURO TEATRO

El teatro también emplea un lenguaje poderoso para cautivar al público, provocar empatía y transmitir ideas complejas.
Los políticos que se quedan con el puro teatro fracasan.
Los que tienen éxito son aquéllos que dominan “el arte de contar historias”.
Esa es la mejor herramienta de comunicación. A lo largo de las diferentes épocas, la narración se erige como un hilo indeleble del tejido de nuestra sociedad.
Las historias trascienden las barreras del tiempo, la cultura y el idioma
Desde siempre, la narración ha sido un medio de comunicación fundamental, que nos permite compartir experiencias, transmitir ideas y conectarnos a un nivel profundamente humano.
La narración de historias es una forma de arte ancestral que da vida a los recuerdos, cautivando a los oyentes y transportándolos a reinos tanto familiares como fantásticos.