La fallida estrategia de seguridad nacional de EU

La Estrategia de Seguridad Nacional de EU, resucitando la anacrónica Doctrina Monroe y su llamado “Corolario Trump”, ha desatado interpretaciones y críticas.
En mi opinión, México debería posicionarse críticamente frente al documento unilateral.
Difícil hacerlo, aunque conveniente, pues la no respuesta podría interpretarse como una aceptación implícita de la misma y de la Doctrina Monroe que nuestro país nunca ha avalado.
Destaca la importancia que concede al hemisferio occidental, pero muestra una falta de comprensión y respeto hacia los países latinoamericanos y caribeños.
Su objetivo es “…restaurar la preeminencia estadounidense en el hemisferio occidental, proteger nuestra nación y acceder a geografías centrales (sic) en la región”, y negar a otros competidores no hemisféricos el control de bienes y capacidades estratégicos, en función de los intereses de seguridad de EU.
Sin duda la colaboración y cooperación de México con EU en materia de seguridad, combate al crimen organizado, fortalecimiento de la región, son indispensables, tienen que basarse en el diálogo y no en la imposición y atender los intereses de ambos países.

- Debería rechazarse la conceptualización de la migración como amenaza de seguridad.
- El tráfico ilícito de personas alentado por el crimen organizado constituye una amenaza a la seguridad de todos los países, más no la migración laboral.
- La economía de EU no crecerá sin migración.
- Es preocupante el objetivo de reforzar la presencia militar de los EU en la región.
- Atenta contra la concepción de América Latina y el Caribe como una “región de paz”.
De especial interés para México el párrafo que subraya el despliegue selectivo de tropas para hacer más segura la frontera y “derrotar a los cárteles”, inclusive con el uso de la fuerza letal, cuando sea necesario, para reemplazar la “fallida” estrategia de aplicación de la ley.
La fuerza militar en lugar del derecho.
Veremos una creciente militarización unilateral de la frontera, contraria a los intereses de México.
Reitera el uso de aranceles como arma política y de negociación para abrir mercados para los EU.
A la vez reconoce, de manera sensata, que la integración de las cadenas de valor en el hemisferio beneficia a la economía de EU.
Es encomiable el objetivo de hacer más prósperas las economías de todos los países, pero no supeditarlo a privilegiar los intereses económicos de EU y sus empresas.
Ni vincular la cooperación al desarrollo a la disminución de la presencia estratégica de otros competidores.
Reitera que el gobierno de EU identificará posibilidades para las empresas de EU y sus inversiones en minerales estratégicos, lo que ya hacen.
Destaca la oposición de EU a la expropiación de empresas estadounidenses, medidas que las pongan en desventaja y a la reglamentación que considere injusta, en especial en “aquellos países que dependen de nosotros”.




















