

Ahora sí, tenemos papa.
La semana pasada, en un artículo titulado Habebimus Papam (tendremos papa), le comentaba acerca de la gran capacidad que ha mostrado la Iglesia católica para elegir un pastor que, además de guiar a sus feligreses, alcanza una posición de liderazgo global.
Ahí revisé de manera muy apretada a los papas de los últimos dos siglos, y entre ellos estaba León XIII, antecesor en el nombre que ha elegido el nuevo papa.
Hay colegas que escriben y saben mucho tanto de la Iglesia como del catolicismo en sí, y seguramente tendrán, en esos temas, una mejor opinión que esta columna.
Aquí lo que quiero compartir con usted es la hipótesis de que el nombramiento del papa tiene un impacto global que supera lo propiamente religioso.
Creo que así ha sido en más de 200 años, y cabe esperar que así sea ahora.


