Javier Milei, desde México
Tanto entusiasmo desbordado he visto en México por la victoria de Javier Milei en la elección presidencial argentina, como repudio intenso a su personalidad explosiva y sus propuestas extremas.
Los matices han aparecido de inmediato: su fuerza política en el Congreso argentino es mínima, la desaparición del Banco Central es imposible en la realidad, la deuda del gobierno con el FMI es de 44 mil millones de dólares, su discurso de odio empieza a moderarse, etcétera.

Ninguno de esos matices borra, sin embargo, el hecho de que Milei tiene severos problemas de control emocional que lo imposibilitan para gobernar de manera ecuánime en su persona, es decir, de gobernar para todos, apegado a la ley y, sobre todo, poniendo el interés superior de Argentina por encima del suyo propio.
Dicho lo anterior, agrego otras reflexiones que Milei me suscita:
En su favor, es un personaje político con un discurso público claro, sencillo y entendible para la gente de la calle. Aunque lo que dice lo hace distorsionando ideas, simplificando argumentos y hablando en conceptos simples y frases cortas: atacar “la casta” que domina Argentina”; sacar del poder “a los zurdos de mierda”, o la de que el Papa Francisco “es un imbécil” por promover la justicia social.
Este es el mejor discurso del Presidente Milei
— Roberto (@rermultimedia) November 23, 2023
This is LITERALLY Javier Milei's best speech ever. pic.twitter.com/QKB8KRxrH8
