La era digital y el presupuesto


Es decir, resuelven problemas, atienden necesidades y logran eficacia en la gestión de la vida pública.
Por eso las instituciones se transforman acorde a la población que atienden, y también a la velocidad del cambio tecnológico.
Al respecto, resulta interesante analizar cómo las organizaciones públicas realizan cambios, tanto en su funcionamiento interno como en su relación hacia el exterior.
El uso exponencial de la tecnología y la convivencia con el entorno digital –de magnitudes cada vez más importantes– es determinante en las iniciativas de cambio de las instituciones públicas.
Ellas han tenido que enfrentar una transición, en algunos casos más prolongada que otros, hacia lo digital.
Ello implica un esfuerzo adicional por renovar prácticas, modificar rutinas, capacitar al personal, emprender modificaciones a normatividad e invertir recursos suficientes para el aprovechamiento del entorno y la búsqueda de eficiencia en el desarrollo de los procesos y la obtención de resultados.

Para las entidades fiscalizadoras superiores en el mundo, la digitalización significa una gran oportunidad
Resulta útil para enfrentar las crisis (como en el caso de la pandemia por COVID-19), mejorar el desempeño, reducir el tiempo de auditoría y realizar análisis de grandes volúmenes de datos.
La propia Organización Internacional de Entidades Fiscalizadoras Superiores (INTOSAI) en la INTOSAI-P 12 sobre el “Valor y Beneficio de las EFS” en el Principio 5 señala la necesidad de que las EFS sean receptivas a los entornos cambiantes y riesgos emergentes.
Por eso, la era digital es una oportunidad para la creación de valor público.
Su aprovechamiento está en función de la creación de equipos técnicos, inversión suficiente y adaptación de la cultura organizacional.
En el caso de la Auditoría Superior de la Federación, como lo he comentado en textos previos, la apuesta por la tecnología y la transición digital es real y notoria.

