Norma Piña, un homenaje necesario

El 2 de enero de 2023 llegó a la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación la ministra Norma Piña. Esa fecha marca un antes y un después en la vida institucional del país.
Su nombramiento representó una bocanada de oxígeno, significó poner a salvo la independencia del Poder Judicial y la vida democrática de la nación.

Desde entonces se ha ido convirtiendo en un ícono de contención constitucional ante los abusos de poder y en un férreo muro que soporta el acoso despiadado de un régimen autocrático.
En México no es usual reconocer a un juzgador. Menos, cuando desde la Presidencia de la República se menosprecia el Estado de derecho con el dicho blasfemo de: “No me vengan con que la ley, es la ley”.

Pero, Norma Piña y los ministros que se han atrevido a desafiar la aplastante maquinaria gubernamental y cuyas fotografías han sido colocadas dentro de ataúdes por grupos vandálicos –pagados por un gobernador–, representan hoy el único bastión que tiene México para poner a salvo su democracia.
