Los búhos de la soledad
De aquellos acostumbrados a ser el contrapeso de las decisiones arbitrarias de los potentados.
La mayoría de ellos, de quienes tomaban las calles y las oficinas de los servidores públicos, fueron absorbidos en la densa masa de la burocracia de Samuel García y de Luis Donaldo Colosio.
Llegaron a los puestos en el absurdo. En la traición de los ideales. Impacientes y poco prácticos, lo creyeron convencidos por la demagogia, de derrumbar al sistema desde dentro.
Deconstruir al monstruo de la corrupción, del juego sucio de las salas y pasillos, de las componendas y negociaciones en lo oscuro.
En el poco tiempo de funcionarios, nada ha cambiado.
La negligencia, la poca efectividad, lo banal en el uso de las redes sociales, les ha estallado en los monitores de la opinión del ciudadano.
Ya no discuten los días de ultra contaminación en el área metropolitana. Mucho menos el caos del transporte. En las intentonas de los incrementos de los impuestos prediales o de la invención de medidas autoritarias.
Ante una izquierda desmembrada o en el ridiculizadas en las posiciones encontradas de los diputados locales Waldo Fernández y Anilú Bendición.
Los activistas de los colectivos se han quedado huérfanos de héroes.