¿Un general en la presidencia?
¿Señor presidente: díganos de una vez qué quiere?
Si en su gobierno –como usted asegura– todo es público y transparente, entonces confiese por qué y para qué quiere militarizar al país.

Deje de jugar al embaucador. México vive un proceso evidente de militarización ahora coronado con la adscripción de la Guardia Nacional al Ejército y con el intento de que las Fuerzas Armadas estén a cargo de la seguridad pública hasta el 2028.
Les ha entregando posiciones estratégicas de seguridad –como puertos, aeropuertos y aduanas– donde se mueven importantes cantidades de dinero. Los ha puesto a cargo de los negocios de obra pública más importantes del sexenio.

Tal parece, señor presidente, que busca crear una nueva clase “empresarial- militar” sobre la que puedan construirse lealtades a su gobierno. ¿Qué sigue –es pregunta– poner a un coronel a dirigir Pemex?
Las Fuerzas Armadas de México han sido un ejemplo de lealtad al país, hasta que usted llegó a la presidencia.
Mantenerse al margen de la ambición política y económica ha sido determinante para preservar la paz, la estabilidad institucional e impedir golpes de Estado.
Los mexicanos agradecemos al Ejército y a la Armada su integridad moral y apego a la ley. Pero ahora usted ha decidido corromperlas colocándolos en el rejuego del poder.
