Zedillo y el asesinato de la democracia


Es cierto que Vicente Fox y Felipe Calderón también han criticado al régimen morenista, pero lo han hecho de manera distinta.
Lo que hizo Zedillo en conferencias, textos y entrevistas recientes fue arrancar la podrida sotana de la 4T para dejar al aire su miseria autoritaria.
Zedillo se atrevió a llamar las cosas por su nombre, cosa que en México pocos se atreven a hacer.
Calificó de tiranía a un régimen dedicado a destruir los contrapesos constitucionales, las instituciones, el Estado de derecho y denunció el “asesinato de la democracia” en la revista Letras Libres.
Con esta actitud disruptiva, fuera de caja, rebelde a la tradición política, el expresidente abrió una nueva ventana:
La necesidad de que todos los ex presidentes vivos de la oposición, sin excepción, salgan a defender la democracia.
El obradorato ha declarado la guerra a la República.
Ha puesto dinamita a los cimientos de la división de poderes y las libertades.
Está por consumarse la destrucción de la autonomía e independencia del Poder Judicial a través de una farsa electoral que tiene un solo propósito: instalar en México una dictadura vitalicia de partido.
La nación ha sido tomada por el enemigo, por un grupo delincuencial y un hombre que usó la democracia para llegar al poder y ha construido alianzas con el crimen organizado para financiar un proyecto totalitario que les permita ser dueños absolutos del país y de su destino.
Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto no pueden quedarse con los brazos cruzados.
Más importante que su civilidad y disciplina política, que su comodidad en el extranjero o incluso su seguridad, es la nación.
Una nación que ustedes gobernaron y que hoy está secuestrada por un cártel.

