
Les platico: Jaufré Rudel fue un muy gentil hombre, por herencia, príncipe de Blaia.
Sin verla, se enamoró de la condesa de Trípoli, por el bien que oyó decir de ella a los peregrinos que volvían de Antioquía.

Hizo de ella muchos versos con buen son aunque con pobres palabras, porque aunque uno quiera, no se puede tener todo en esta vida, ni en las anteriores.
Y por deseo de verla se hizo cruzado y se embarcó y cayó enfermo en la nave y fue llevado a Trípoli, a un albergue. Ahí fue dado por muerto.

Esto se hizo saber a la condesa y fue a él, a su lecho y lo tomó en sus brazos.
Más cuando él supo que era la condesa, al punto recobró el oído y el aliento y alabó a Dios, porque le había mantenido la vida hasta haberla visto; y así fue como murió en sus brazos.
Y ella lo hizo enterrar con gran honor en la casa del Temple; y luego, aquel mismo día se hizo monja por el dolor que por él tuvo hasta su muerte.
