De repente estás, de repente ya no estás.
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Los seres humanos, específicamente el homo supuestamente sapiens, seamos hombre, mujer, joto, puto, puta, homosexual masculino o femenino, lesbiana, zoofilo, botanófilo (sin albur), mujer trans (hombre que quiere ser mujer), hombre trans (mujer que quiere ser hombre) y/o viceversa, y cualquier mezcolanza que se puedan originar de las anteriores orientaciones sexuales o específicamente relacionadas con la obtención del placer sexual, aficionados a otras preferencias ya no tanto humanas o corporales, todo lo que se pueda uno imaginar sin límites de juicio o razón.
Somos y seremos especialmente muy, empero, muy, de manera extrema SENSIBLES a dos hechos fundamentales de nuestra existencia, ésto es tanto por el nacimiento como por la muerte de una persona, así sea cercana o distante de manera consanguínea o, cercana por contacto visual o auditivo.
Vamos a tener reacciones que pueden o no afectarnos en nuestro diario discurrir vital, estas reacciones pueden consistir en llanto fácil, sensación de un vacío interior, que se nos quite el hambre, algún mareíto, visión borrosa, zumbido de oidos, disminución de la libido, te buscan y no respondes.
Te haces el interesante o la interesante y pues, esto no debe durar más de uno o pocos días, si dura más, digamos más de mes y medio, malo el asunto; o si reaparece con frecuencia por más de 6 meses malo también, a los hombres ya no se les para y a las mujeres ya no se les remoja.






