Dinero e inflación
.jpg&w=1600&q=90)
Quienes vamos al super a comprar alimentos y otros bienes y servicios, nos damos cuenta que la cuenta crece constantemente, y que ni por error, el precio de nuestra canasta está subiendo anualmente a tasas del 3% o del 4%.
Para quienes tenemos una restricción presupuestal, porque lo que ganamos mensualmente está fijo todo el año, el aumento de precio en nuestra canasta no puede ser subsanado mes con mes,.
Precisamente porque nuestro dinero no crece mensualmente, y solo lo pueden hacer, (comprar la misma canasta a mayores precios) quienes tienen ingreso suficiente para ahorrar, y lo pueden hacer, ahorrando menos.
A nivel País, para que los bienes y servicios que produce la Economía, se compren ahora a precios superiores, se necesita que haya más dinero en circulación.
Pero si los bienes no crecen, o aumentan muy poco, como ha sido la historia en el sexenio pasado, donde el crecimiento real del PIB fue inferior al 1% en promedio anual, poner a circular una mayor cantidad de dinero, debe traducirse en una mayor inflación.
En un ejemplo muy simple, si en la economía hay 100 manzanas, y hay $100 pesos en poder del público, el precio de las manzanas será entonces de $1 peso, pero si el Banco de México pone en circulación $100 pesos más.
Sin que aumente el número de manzanas, habrá más dinero queriendo comprar las mismas 100 manzanas, por lo que el precio de éstas aumentará a $2 pesos para volver al equilibrio.
Lo anterior lo establece la teoría cuantitativa del dinero, y explica esta situación mediante una identidad donde nos dice que si el dinero aumenta en un porcentaje superior al aumento en la producción de bienes y servicios, el nivel de precios deberá aumentar para devolverle el equilibrio al sistema.
Bueno, pues si revisamos los datos que publica el Banco de México, lo que encontramos es que durante el sexenio de López Obrador, los billetes y monedas en poder del público aumentaron casi 100%, mientras la producción de bienes y servicios, medida a través del crecimiento del PIB real, lo hizo a una tasa promedio anual inferior al 1%.
A este respecto, el Banco de México argumenta que inyectó más dinero a la economía porque aumentó la demanda de dinero, sin que (por supuesto) tenga elementos sólidos para cuantificarlo.
Es decir, podemos conjeturar que la demanda de dinero sí haya aumentado, (al menos en algo) si consideramos que la economía informal está aumentando, a costa de la economía formal, y mientras usted sí puede pagar con tarjeta en el super, en los mercados informales no, lo que aumenta la demanda de efectivo.
Por otro lado, si las tasas de interés van a la baja, el atractivo de guardar dinero en los Bancos se reduce, y habrá quienes opten por tener más efectivo en sus casas, sin embargo, la afirmación que por estos motivos se necesita duplicar la cantidad de dinero en manos del público, en solo seis años, sencillamente es imposible de defender.
Ahora bien, ¿cómo se inyecta el dinero en la economía?
Debido a que el Banco de México no puede otorgar crédito al Gobierno, el nuevo dinero se le presta a los Bancos, obviamente causando un interés, por lo que los Bancos tienen que poner a trabajar ese nuevo dinero, prestándolo a empresas y particulares, para generar ingresos y poder pagar el costo del mismo.
Convenientemente, es posible aumentar la “oferta” de créditos a la población, y se lubrica el consumo y la inversión, facilitando el aumento del gasto, lo que ayuda a generar una sensación de bienestar económico, sin embargo, como la economía real no crece, los ingresos tampoco, y eventualmente empieza a crecer la cartera vencida, y los bancos pueden entrar en problemas.
Concluyendo mi argumento sobre la inflación, el corolario es que esto reafirma mi apreciación de que la verdadera inflación en el País.
Es muy superior a la “oficial” medida con el INPC, y debe rondar en una tasa de dos dígitos en promedio anual.




















