Inflación, estanflación... ¿reduflación?

Nuestro país muestra la segunda tendencia inflacionaria más alta en lo que va del siglo, sólo superada por la registrada en 2001.

La actividad económica a nivel global enfrenta serios problemas: la guerra entre Rusia y Ucrania, así como la pandemia han impactado negativamente en los procesos de producción, ralentizado el intercambio comercial y dificultado los procesos de importación y exportación.

Estados Unidos, la aún economía más importante del mundo, experimenta tasas inflacionarias como no las había visto en 40 años.

Nuestro país muestra la segunda tendencia inflacionaria más alta en lo que va del siglo, sólo superada por la registrada en 2001.

La inflación es un fenómeno económico ocasionado por dos factores principalmente; o bien, la existencia de un monopolio que determina el costo de un bien o servicio el cual es de difícil sustitución o inelástico; o por el contrario, la carestía o ausencia de materias primas o elementos que permitan producir o proporcionar con suficiencia un bien o servicio, lo que ocasiona que el valor de dicho bien o servicio se incremente.

Si uno compara los precios antes de la pandemia, con los actuales uno verá un incremento sustantivo, lo que genera que los recursos monetarios, sobre todo de los sectores de la población menos favorecidos, se vean afectados y prescindan de algunos bienes o servicios.

Hace unas semanas el gobierno mexicano presentó el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (Pacic), con sectores de la producción íntimamente relacionados con la canasta básica para frenar la inflación; dicho plan si bien es loable en la intención, se queda corto en lo que a alcances y resultados en el corto plazo, ello sucede a que los ritmos de producción y satisfacción van desfasados del momento actual.

Toda acción económica en este sentido lleva por lo menos un desfase de 3 a 4 semanas en procesos productivos y económicos, caso concreto el de los estímulos a la gasolina para evitar un incremento descontrolado, así como el de algunos bienes primarios (alimentos) o servicios fundamentales como el de telecomunicaciones; Telcel reporta una pérdida de 39 mil suscriptores de prepago, quienes ante la inflación y las nulas perspectivas de crecimiento, lo que genera un entorno de estanflación, crecimiento cero o menor y altas tasas inflacionarias.

Si bien la ciencia económica considera que la inflación puede ser un estímulo para el crecimiento económico, esta aseveración debe ser acotada a que únicamente ocurre cuando la inflación permite incidir en los procesos de producción, por lo cual su impacto es limitado y si no es aprovechado adecuadamente, sus efectos pueden ser contraproducentes y generar una inercia que impide el crecimiento y desarrollo integral de una sociedad.

Finalmente, a este catálogo de voces, se ha incorporado el vocablo reduflación.

Si alguna vez escuchamos que consumíamos litros de gasolina de 900 o menos mililitros o íbamos a los mercados a comprar kilos menores a los mil gramos, ello se ha convertido en una práctica común entre las empresas con el objeto de mantener márgenes de ganancia y mantener los precios, sin reducir su margen de ganancia o incluso incrementando el precio final.

La reduflación es una solución momentánea mediante la cual se introducen nuevos productos o presentaciones de nuevos productos mediante los cuales se suministran bienes donde la relación precio producto se ve alterada y se ofrece menos producto y un precio mayor.

Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.