La historia de México en Texas

Cortés, Alamán, García y Vasconcelos son personajes conservadores, aborrecidos por la historia oficial...
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Esta Semana Santa, consulté en la biblioteca de la Universidad de Texas, en Austin, parte de la Colección Latinoamericana Benson, donde se resguardan joyas históricas como el Lienzo de Tlaxcala, una carta firmada por Hernán Cortés y el Archivo de Lucas Alamán, documentos de enorme valor para la historia de México.

El origen de la colección comenzó con la compra de un libro y se debió a una razón fortuita: en 1920 fueron invitados a la toma de protesta del presidente Álvaro Obregón un directivo del patronato, Henry J. Lutcher Stark, quien, acompañado por un profesor de historia, Charles W. Hackett, adquirió en la librería anticuaria The Aztec Land, en la calle de Gante 14, la primera edición de 1632 de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, escrita por Bernal Díaz del Castillo.

En el ejemplar están adheridas la etiqueta de la librería mexicana y la tarjeta del donante texano.

Pero la adquisición más importante ocurrió un año después, en 1921, con la compra de la Colección de Genaro García por cien mil dólares, equivalente hoy a unos dos millones de dólares, la cual estaba formada por 10 mil libros, dos mil periódicos, 15 mil panfletos y 200 mil páginas manuscritas, y las 17 toneladas de documentos fueron embarcadas en un vagón de ferrocarril blindado de Ciudad de México a Austin.

La legalidad de la salida del patrimonio fuera del país fue explicada por la bibliotecaria de la Universidad, Nettie Lee Benson (en su honor se llama ahora la colección universitaria), en una entrevista concedida a Francisco Ortiz Pinchetti, Proceso, 25 de noviembre de 1985, en la que ella afirmó que José Vasconcelos, en aquel entonces secretario de Educación Pública, desairó la colección del ex diputado porfirista Genaro García.

¡Oh ironía de la historia!

El archivo de Vasconcelos fue vendido por sus descendientes a la misma Universidad de Texas, donde se conservan junto con los de Genaro García.

La Universidad de Texas determinó que la historia del estado no se puede entender sin las herencias española y mexicana, por lo que adoptó la política de seguir enriqueciendo el acervo con más libros y documentos no solo mexicanos sino latinoamericanos.

En 1937, con fondos autorizados por el Senado de Texas, la biblioteca compró en 60 mil dólares la colección del historiador Joaquín García Icazbalceta, no tan grande como la de García pero notable por la calidad de códices y libros del siglo XVI.

Entre las joyas bibliográficas destacan la carta de Cortés de 1524 y el primer libro impreso en náhuatl, en 1555 en Ciudad de México, escrito por fray Alonso de Molina: Vocabulario en lengua castellana y mexicana.

Cortés, Alamán, García y Vasconcelos son personajes conservadores, aborrecidos por la historia oficial...

...por lo que descendientes o admiradores se ven inclinados a vender sus archivos en el extranjero, donde consideran que son mejor apreciados y evaluados, con la confianza de que los documentos estarán a salvo de la rapiña maniquea o de la indiferencia oficial.

Agradezco la hospitalidad de Ryan Lynch, director de las Colecciones Especiales y archivista principal; Melissa Guy, directora de la Biblioteca, y Daniel Arbino, jefe de desarrollo de la Colección, quienes atendieron a mi esposa, la embajadora Martha Bárcena, y al autor de la columna.

Publicación de Milenio detonada aquí con autorización de su autor.
Agustín Gutiérrez Canet

Periodista y Embajador de México en retiro. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Diplomático de carrera, representó a México como embajador en Rumania (2013-2016), en Finlandia, concurrente en Estonia (2008-2013) y en Irlanda (1995-1996). Fue cónsul general en Hong Kong y en Macao (1991-1995), ministro y jefe de cancillería en España (1989-1991), consejero en Italia (1985-1986) y representante alterno ante la FAO en Roma (1986-1987). En la Secretaría de Relaciones Exteriores fue director general de Comunicación Social (1982- 1985) y subdirector general de Prensa Extranjera (1980-1982). De 2003 a 2005 fue coordinador de Información Internacional en la Presidencia de la República y director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana (1998-2002).