La política de las tetas


¿Por qué habría de extrañarnos que en el terreno de la política mexicana no pase algo similar?
Justo cuando Michoacán arde por el asesinato de Carlos Manzo, la primera mujer presidente de México, Claudia Sheinbaum es protagonista de un extraño incidente, por decir lo menos, de acoso sexual en un recorrido público.
Precisamente cuando las desapariciones de personas, los homicidios y la violencia de género campean en el territorio nacional, a un tipo borracho se le ocurre abrazar y tocar los senos de quien debería ser la persona más resguardada de México.
El extraño incidente presidencial ha dado la vuelta mediática al mundo por tratarse de quien se trata, pero los acosos a las mujeres mexicanas son cosa de todos los días, en todas partes, y el gobierno nacional no se da por enterado.
De las dos principales versiones sobre el incidente -acoso genuino o montaje político-, hasta el momento me inclino por lo segundo.
Me temo, sin embargo, que en ausencia de una investigación imparcial por la autoridad correspondiente (¿alguien tiene alguna duda de cómo actuará el Ministerio Público tras la denuncia presidencial?), y en vista de los antecedentes dudosos de la clase política morenista en el manejo de los asuntos públicos, será la “versión oficial” la que prevalezca.





