


Como habíamos comentado, ésta sería una semana de mucha información económica.
Hoy mismo algo habrá, si efectivamente se cumple la promesa de Trump de fijar ya los aranceles con todo mundo. Hasta el momento, lo que ha ocurrido es que se ha desordenado por completo el comercio global, y eso alcanza a reflejarse en la actividad económica.
En Estados Unidos, ya lo decíamos, las empresas reaccionaron al triunfo de Trump en noviembre incrementando notoriamente sus importaciones. De entonces a marzo, hay una burbuja que equivale a un mes adicional de importaciones.
Desde abril, las compras al exterior regresaron a un nivel normal. Por esa razón, el PIB de Estados Unidos se contrae en el primer trimestre (las importaciones se restan), y crece sustancialmente en el segundo (por la forma como se calcula allá el crecimiento, que es contra el trimestre inmediato anterior).
Ni la caída de enero a marzo, ni el crecimiento de abril a junio son “ciertos”, sino que resultan de esas acciones de defensa de las empresas frente a las decisiones de Trump.






