
San Antonio, Tx.
Les platico:
Por acá ando todavía, esperando a ser llamado por el despacho de los abogados de un colega al que voy a servir como testigo de cargo contra un “tal cual” con apellido de rancio pedigrí, oriundo y gerundio de Monterrey, que se vino a volar avioncitos de papel a esta texanísima ciudad, tras ciertas tropelías que cometió contra el tocayo de la clave aeroportuaria de San Antonio, el mexicanísimo y temidísimo SAT.
A propósito del lenguaje -tema de mi columna de hoy- le diría a ese junior lo que me dijo su papá cuando le toqué el tema: "ya está grandecito para afrontar las consecuencias de lo que hace, dice o escribe."
Entonces, Robie Sada B-C, si te haces responsable de lo que “pachecamente” escribiste contra mi colega, no temas como el que te…mió.
¡Arre!
DÍA INTERNACIONAL DEL IDIOMA ESPAÑOL.
Se conmemora el 23 de abril, pero lo celebro desde hoy a raíz de tres incidentes.
El primero ya se los platiqué.
El segundo se refiere a las termitas de la libre expresión que destrozan el lenguaje que balbucean desde que aprendieron a decir “mamá”.

Su despoblado léxico y desamueblado cerebro es tal, que cuando se ven acorralad@s recurren a los idiotas emojis y se hacen l@s ofendi@s y acosad@s para irse a cuidar el anafre, porque por andar usurpando la tarea periodística, seguido se les queman los frijoles.
Cierto día, un@ de ell@s excretó esta duda en público:
- ¿Cómo se escribe, cajón o cagón. Con “J” o con “G”?
- Me atreví a responderle irreverentemente:
- En tu caso, con “G”.
- Desde el fondo de su ignorancia, hasta las gracias me dio.






