Opinión

¡Paren el mundo que me quiero bajar... en Latinoamérica!

José Luis Galván Hernández DETONA® Era pasada la medianoche cuando, al doblar la esquina de las calles Chile y Defensa, en el viejo barrio de San Telmo, nos topamos con una escena increíble...
José Luis Galván Hernández
Por José Luis Galván Hernández
Foto: José Luis Galván Hdz.
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Tres niños sentados en una banca, como si hubieran escapado de una viñeta.

Manolito, Susanita y, en medio de ellos, la inolvidable niña que me acompañó en la infancia: Mafalda. 

La noche no era amable; un frío de siete grados, sin embargo, ahí estaban, como desafiando al tiempo y al clima, con esa inocencia eterna que no conoce de calendarios ni de estaciones. 

Caminaba junto a Paco, un niño de casi cincuenta años que solo quería escuchar tangos en San Telmo.

Fue Sergio, el otro infante —con apenas cuarenta años acumulados sobre los hombros—, quien descubrió la escena.

Y yo, que llevo dentro a un niño que olvida su edad, pensé en aquella frase de Mafalda: “La edad solo importa si eres queso o vino.” 

Habían pasado más de veinte años desde mi primera visita a Buenos Aires.

Y cómo no recordar a Gardel cuando canta: “Volver… que es un soplo la vida / que veinte años no es nada…”

Aunque confieso que veinte años sí pesan y pasan cosas: en ellos caben cambios, nostalgias y gobiernos.

En aquel entonces gobernaba un peronista, Néstor Kirchner; hoy, Javier Milei, un presidente de extrema derecha ocupa la Casa Rosada.

Y justo en esos días, otra vez las urnas argentinas dieron su giro inesperado: la eterna danza política de este país apasionado. 

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