¿Por qué Donald Trump no se atrevería a meterse contra NL?

De nada sirve precisar que, más que migrantes, son los traficantes de personas quienes están involucrados en el crimen y la droga.
Pero Trump no entiende de matices ni de sutilezas.
Trump tiene razón cuando afirma que “en este momento, una caravana imparable, compuesta por miles de personas, busca pasar por la frontera actualmente abierta”.
De hecho, esta caravana pasará por Monterrey, y nuestros albergues no cuentan con los medios suficientes para darles alojamiento y sustento.
Son, salvo honrosas excepciones, un desastre de inhumanidad.
Lo peor es cuando Trump nos amenaza con que “el próximo 20 de enero, una de mis primeras órdenes ejecutivas será firmar todos los documentos necesarios para cobrar a México y Canadá un arancel del 25% sobre todos sus productos que ingresan a los Estados Unidos y sus ridículas fronteras abiertas”.

¿Y qué culpa tenemos los nuevoleoneses?
Ninguna.
Tampoco estamos dispuestos a pagar justos por pecadores.
Mucho nos han costado capitalizar (de forma casi literal) el nearshoring, y mucho hemos invertido para ser potencia regional en la relocalización empresarial, como para echar todo por la borda.
¿Vale la pena alardear, como hacen algunos economistas fundamentalistas de la 4T, con asociarnos con las BRICS Plus, encabezados por China y Rusia?
No. Sería lo último que deberíamos hacer como estado y como país.
¿Vale la pena seguir abiertos al comercio con China, donde nuestras importaciones no se comparan ni de lejos con lo poquito que le exportamos al país de Xi Jinping?
Así como estamos, no.
En las actuales condiciones, no.
Pese a que respetamos enormemente la cultura y la estrategia comercial china (en unos años se comerá a Europa entera), sumarse a los chinos como último recurso económico sería una vacilada propia de influencers como este muchacho de nombre Diego Ruzzarin, quien se dice comunista (sic).
¿Qué debemos hacer entonces como nuevoleoneses?
Volvernos expertos en política interna norteamericana.
Recuerda el viejo dicho: toda política global es siempre local.
Y yo añado: regional.




