_3.jpg&w=1600&q=85)


Regresamos a la vida normal, después de los dos días de celebración patria en los que, curiosamente, Hacienda lanzó dos emisiones de bonos.
Por un lado, cinco mil millones de euros, y por otro, ocho mil millones de dólares.
Entre estos dos, y los 12 mil millones de dólares obtenidos con el instrumento “Luxemburgo”, hablamos de cerca de 26 mil millones de dólares de deuda del gobierno federal que, supongo, se destinarán a cubrir los pagos que Pemex no puede hacer.
De acuerdo con la columna de Enrique Quintana del 23 de julio pasado, más o menos eso es lo necesario para este año y el siguiente.
Como ya comentamos, esa deuda proviene de la decisión de refinar a toda costa, así como de impedir a los privados extraer crudo. Un origen netamente ideológico, sin fundamento financiero o técnico alguno.
Desde el gobierno intentan culpar a sus antecesores, pero usted ya sabe que no es así.
El detalle es que si esas decisiones no se revierten, la pérdida de dinero en Pemex seguirá creciendo, y la asunción de deuda por parte del gobierno federal, aunque ahora la reciban las calificadoras mejorando un poco la posición de Pemex, se puede convertir muy pronto en la descalificación de las dos deudas, la de la petrolera y la del soberano.






