Control de precios

La ciencia económica y la experiencia mexicana nos han mostrado que la mejor manera de abatir la desigualdad es a través de inversión, empleo y educación.

El eje central del gobierno de México que encabeza Morena son los programas para administrar la pobreza que se bautizaron alrededor del eje del “bienestar”; estos programas repiten los equivalentes que se ejecutaron desde los 40s del siglo XX y hasta Peña Nieto, buscando paliar los errores de concepción de la política económica mexicana, que no pretendiendo acabar con la pobreza se terminó convirtiendo en un recurso para uso político-electoral.

Los indicadores relativos al ingreso familiar y la pobreza muestran que la política económica y de desarrollo privilegia al sector formal a través de instituciones diversas y programas asociados, como son el IMSS, El INFONAVIT, etc., pero dejan fuera al sector rural y en general al informal.

Esos programas sociales paliativos no son sino subsidios directos que se hacen desde el gobierno federal...

...ahora a través de tarjetas para cada destinatario, como son los dirigidos a mayores de 68, estudiantes, etc., esos subsidios no acaban con la pobreza, convierten a las masas de ciudadanos dependientes de los gobiernos en turno.

Es bien conocido que la estabilidad política y la económica están entrelazadas, y la pérdida cualquiera de ellas la otra también se derrumba. No es una exclusividad del gobierno actual de México, a partir de la ilustración (circa siglo XVIII), la igualdad se convirtió en el propósito de toda democracia

La ciencia económica y la experiencia mexicana nos han mostrado que la mejor manera de abatir la desigualdad es a través de inversión, empleo y educación.

La gran paradoja es que estos tres elementos deben ser promovidos desde las políticas públicas pero al mismo tiempo tienen su peor obstáculo en la politización y las ineficiencias que aplican se desde los gobiernos.

La política industrial y comercial debe privilegiar aquellos giros que producen empleos permanentes, los cuales serán de cada vez mayor valor agregado en cuanto la educación se concentre en dispersar e internalizar el conocimiento y habilidades necesarios para tales efectos.

La educación debe preparar a los ciudadanos para cumplir sus aspiraciones, sí, sus aspiraciones y no el insistir en obcecaciones ideológicas sustentadas en falsos dilemas ya resueltos por la historia y la economía.

Hoy el mundo está metido en una coyuntura que frena las cadenas de abastecimiento u oferta y los expertos asumen que esa es la causa primordial de las presiones inflacionarias. Su conclusión es que, una vez re establecido el flujo de mercancías, todo volverá a condiciones menos apremiantes.

Lo que no se menciona es que para paliar los efectos económicos recesivos de la pandemia, todos los gobiernos implantaron programas de subsidios directos que causaron un aumento del dinero que no estaba soportado por su equivalente en crecimiento económico y ahora se debe recoger ese dinero para eliminar ese componente inflacionario y eso no será  políticamente correcto.

México, en adición a los programas de subsidios (para el bienestar¿?) destino ingentes cantidades de recursos a proyectos que no tendrán efectos en la oferta agregada de corto y medio plazo, y no será el control de precios el que salve la situación.

Los pactos para cuestiones económicas pueden funcionar cuando están acompañados de un conjunto de medidas que implican cambios estructurales en las políticas económicas, como ya ocurrió en México en los 80s del siglo pasado.

Pretender tapar el sol con el dedo del control de precios agravará la carestía y fomentará más distorsiones económicas que las pagarán los más pobres.
Carlos Chavarría

Ingeniero químico e ingeniero industrial, co-autor del libro "Transporte Metropolitano de Monterrey, Análisis y Solución de un Viejo Problema", con maestría en Ingeniería Industrial y diplomado en Administración de Medios de Transporte.