El consumo de la innovación tecnológica

Hace unos días, Apple presentó la nueva versión de su producto insignia: el iPhone 13; además, aprovechó para dar a conocer las actualizaciones de su sistema operativo, corrigiendo así los huecos o puertas traseras que permitían el hackeo e intrusión en actividades y datos personales de los usuarios de su marca.

El lanzamiento anual de estos productos se ha convertido en uno de los eventos más esperados por los inversionistas y evaluadores del desempeño financiero de las empresas: La utilidad del producto, la innovación, así como las expectativas, juegan un papel fundamental para evaluar y revisar el futuro y el comportamiento de las compañías tecnológicas.

Estas nuevas dinámicas agregan cierta presión sobre las empresas tecnológicas en la actualidad y ponen en relieve un tema relacionado con el consumo en nuestra sociedad: El desarrollo de productos desechables, los cuales año con año deben ser sustituidos porque quedan obsoletos o porque su calidad es inferior a lo más reciente.

Esta situación deja al descubierto los cambios en los hábitos de consumo y la formación de una necesidad de cambio y adquisición de bienes materiales novedosos que, a simple vista, demuestran que sus mejoras no son radicales respecto de sus versiones precedentes.

Sin embargo, esta necesidad de mantenerse como líderes en la innovación, supone una gran presión en el desempeño y valor tanto de la empresa como del producto.

Por citar un ejemplo, está el costo del iPhone 13, que en su versión de alta gama tiene un costo superior a los $40 mil pesos. En el caso un mexicano que quiera comprarlo, eso supondría ahorrar casi 100 días de salario de clase media-baja, sin considerar gasto alguno, lo que hace que dicho producto pueda ser adquirido por muy pocas personas. Da cierto estatus.

Es cierto que en paralelo a este producto estrella, también se lanzan versiones con costos más económicos, pero sin los nuevos features o novedades del nuevo producto, lo que crea imágenes sociales respecto a la adquisición del nuevo teléfono y del tipo de producto al cual se accede.

Esto solo demuestra la necesidad revisar a detalle, no solo nuestros hábitos de consumo, sino las prioridades sobre los gastos que realizamos; analizar lo que en un futuro significará esta carrera de "expectativas" porque de innovación, ya no lo es tanto. 

Estas prácticas solo ahogan y ponen en riesgo el futuro de las empresas tecnológicas, las cuales deben revisar los mercados a los cuales acceden, tal es el caso Microsoft, que ha dejado de lado el desarrollo de computadoras y se ha enfocado más en el desarrollo de servicios virtuales, como el almacenamiento en la nube.

Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.