Elogio de Vidulfo Rosales
Su voz suave fue de una intransigencia incontrovertible con los gobiernos de Peña Nieto y López Obrador.
Intransigencia que puede sintetizarse en dos ejes: no estarán conformes hasta que encuentren los restos de los jóvenes y la mayor cantidad de funcionarios y militares acaben en la cárcel.
Objetivos cuestionables desde otras ópticas, pero que encarnan la lógica y espíritu natural del movimiento de Ayotzinapa.
Por eso Vidulfo terminó tan decepcionado del lopezobradorismo.
“Las reuniones con su gobierno se volvieron confrontaciones, sin resultados sustantivos, fue un gobierno que no pudo llegar a dar verdad y justicia”, me dijo hace 12 meses.
Tampoco era muy optimista ante la presidenta Sheinbaum, quien hoy vivirá su primer 26 de septiembre con vallas y con el campo militar agredido.
Vidulfo aceptó sumarse a un puesto de relevancia en el equipo de asesores del presidente de la Suprema Corte.
“Dejo la primera línea de la lucha social con la frente en alto”, expresó hace unos días.
Me parece miserable que se le fustigue con el cuento de que transó y traicionó para acceder al poder y ganar un buen sueldo.
¿Qué transó, a quién traicionó, qué es lo que no merece?