La bota sigue viva
La bota sigue viva.
La oposición pudo impedir de manera momentánea la permanencia en las calles de las Fuerzas Armadas hasta el 2028, pero el gobierno seguirá chantajeando y sobornando a los senadores más vulnerables del PRI hasta lograrlo.
Ya lo advirtió López: Voy a dejar que pase un tiempo y voy a volver a presentar la iniciativa. Mientras sea presidente seguiré insistiendo.
El gobierno mandó a sus sicarios a hacer un “tour” en el Senado con portafolio en mano. Visitó las oficinas de senadores priistas – exgobernadores y exsecretarios de Estado- para mostrarles expedientes que podrían trasladarnos de la curul a la cárcel.
Se trató de una operación más hábil que la de cualquier gánster. “El presidente le pide que vote a favor de la reforma del Quinto Transitorio de la Constitución y su generosidad será recompensada”.
Pocos tuvieron el coraje de resistir la amenaza. Sólo faltaron uno o dos votos para que se consumara la militarización. El dictamen fue devuelto a comisiones para revisarlo, pero eso no significa que el gobierno deje de insistir en su aprobación.
Para López Obrador esa reforma es decisiva.
Por eso ha utilizado toda la fuerza y violencia política que le da el poder para doblar a diputados y senadores. Eso demuestra que necesita legitimar la participación de soldados y marinos en tareas transexenales que no son, como asegura, para reforzar la seguridad.
Sale con la engañifa de que no quiere que la Guardia Nacional termine echada a perder como la Policía Federal. Lo que no dice es que él mismo la creó, que es su adefesio y ahora que ya no sabe qué hacer con él, la usa en su plan para construir un emporio militar.
El presidente está utilizando el lado más sucio del PRI para prolongar- de una u otra manera- su mandato con ayuda de militares. Utiliza a legisladores de moral vil para borrar a la oposición y que su partido siga gobernando después del 24.
Conforme se acerca el final del sexenio, el falso demócrata de Palacio aplana el terreno para quitar obstáculos a su ambición de sobrevivir.
Después de haber fracasado- momentáneamente- su reforma militarizante irá por desaparecer al INE.
Aunque el coordinador de los diputados del PRI, Rubén Moreira haya salido a decir que no existe ningún acuerdo con Morena para aprobar la reforma electoral, hoy la palabra de Moreira y de Alejandro Moreno ya no existe. Carece de total y absoluta credibilidad.
El discurso ambiguo y “engañabobos” de los Moreira y los Alito ya se agotó.
Lo mismo hicieron con la Reforma Eléctrica. Se comprometieron a votar en contra hasta que el PAN-PRD y ciudadanos les dieron un ultimátum. El hedor a traición ya era perceptible desde entonces.
Y hoy que nadie se engañe. Esos dos personajes ya están operando para que la reforma electoral de López avance. La alianza de facto entre Morena y el PRI obradorista busca acabar con la autonomía del INE.
El priismo corrupto está ayudando a que México deje de tener elecciones libres para que el déspota ponga y quite títeres.
López Obrador ha sabido escoger bien a sus amanuenses. Cuenta con una amplia colección de priistas que a la menor amenaza entregan calzones y pantaletas a cambio de quedar impunes.
La fortaleza política del tabasqueño está fincada en la corrupción de ex gobernadores y ex secretarios de Estado que hoy ocupan una curul en San Lázaro o en el Senado.
Si la militarización del país llega a consumarse no solo será porque ganó Morena la votación, sino porque el PRI abrió la puerta a las botas y a los fusiles.
Se ha tratado de disculpar a los legisladores que entregaron su voto. Se dice que el gobierno utilizó el miedo para quebrarlos. Lo que no saben, las supuestas victimas, es que hoy rige la ley del secuestrador. Esa que ordena matar al rehén, con paga o sin ella.
Churchill decía que hay momentos en que se tiene que elegir entre el deshonor y la guerra. El PRI oscuro, el de los Alito y los Moreira escogieron el deshonor para salvarse, pero serán los primeros en morir en manos de la dictadura que ellos mismos alimentan y dan de beber.