Muchas gracias, Miguel López Azuara

“Ya se fueron todos nuestros gigantes”...
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En el estrecho tapanco del tercer piso del edificio de Excélsior, en Reforma 18, los editoriales institucionales del diario más influyente de México eran escritos por Miguel López Azuara y Miguel Ángel Granados Chapa, bajo la dirección de Julio Scherer García.

Ahí conocí en 1970 a “Los Migueles”, cuando ingresé al periódico como ayudante de la Redacción, dupla de periodistas profesionales, capaces de escribir un texto coherente en menos de 20 minutos, personalidades diferentes pero amigos cercanos.

López Azuara, como buen veracruzano, tenía sentido del humor y mente rápida, distendía momentos difíciles con un ingenioso chascarrillo, mientras que Granados Chapa, originario del altiplano hidalguense, de palabra solemne, deslumbraba con su prodigiosa memoria y cultura política.

Bajo la acuciosa mirada y afilado lápiz de López Azuara, pasaron la prueba del estilo las cuartillas de notables plumas de la época, como los artículos críticos de Daniel Cosío Villegas o históricos de Gastón García Cantú, la prosa elegante de Pepe Alvarado o la voluptuosa de Ricardo Garibay, el texto humorístico de Jorge Ibargüengoitia o el filosófico de Francisco Carmona Nenclares; los cartones de Abel Quezada o de Rogelio Naranjo, entre muchos otros talentos del periodismo.

Luego del golpe echeverrista a Excélsior, y después de cofundar Proceso, López Azuara aceptó la invitación del canciller Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa como director general de Comunicación Social, oficina donde tuve la fortuna de reencontrarnos, pues el autor de esta columna ya era responsable de la prensa internacional, y así el amigo Miguel se convirtió en jefe, acompañado de su brazo derecho, el periodista Carlos Ferreyra Carrasco, también “hermano” común.

ÉPOCA DORADA DE LA DIPLOMACIA MEXICANA

Fue una época de prestigio internacional de la diplomacia mexicana: progresista, institucional y eficaz, conducida por el embajador Castañeda, desde la Cumbre Norte-Sur en Cancún hasta las gestiones de paz en Centroamérica, la cual López Azuara contribuyó a proyectar dentro y fuera de México, en el contexto de la Guerra Fría.

Don Miguel partió a Notimex y con el apoyo de su “brother” Ferreyra transformó la agencia gubernamental de noticias en una empresa profesional, seria y confiable, con proyección mundial.

Después, López Azuara fue nombrado por su paisano Jesús Reyes Heroles director general de Publicaciones de la SEP, donde lanzó con el FCE la colección Lecturas Mexicanas, ediciones de grandes tiradas y precio reducido, obras relevantes de las letras y la historia.

Hombre de capacidad de trabajo y profesionalismo, don Miguel falleció ayer a los 88 años de un infarto, pero deja una profunda huella en el periodismo junto con Scherer, Manuel Becerra Acosta, Granados Chapa, Vicente Leñero, Enrique Loubet, Eduardo Deschamps, entre otros personajes de esa brillante generación.

“Ya se fueron todos nuestros gigantes”...

...Comentó el periodista Víctor Manuel Juárez, compañero en Excélsior y unomásuno, al enterarse del fallecimiento de López Azuara.

Nuestro más sentido pésame a sus hijos Enrique, Miguel, Norma Yolanda y Frida Constanza. Y también a León, su antiguo ayudante.

Al enterarme de la noticia del fallecimiento, decidí llamar al celular de don Miguel, a ver quién contestaba. Me respondió su hijo, Miguel López Contla, quien recordó emocionado: “mi papá vivió con una gran pasión”.

Así lo recordamos. Querido Miguel, muchas gracias por tu generosa amistad, las lecciones inolvidables, los viajes a Nueva York.

Descansa en paz.

Se reproduce el texto publicado en Milenio, con autorización del autor.

Agustín Gutiérrez Canet

Periodista y Embajador de México en retiro. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Diplomático de carrera, representó a México como embajador en Rumania (2013-2016), en Finlandia, concurrente en Estonia (2008-2013) y en Irlanda (1995-1996). Fue cónsul general en Hong Kong y en Macao (1991-1995), ministro y jefe de cancillería en España (1989-1991), consejero en Italia (1985-1986) y representante alterno ante la FAO en Roma (1986-1987). En la Secretaría de Relaciones Exteriores fue director general de Comunicación Social (1982- 1985) y subdirector general de Prensa Extranjera (1980-1982). De 2003 a 2005 fue coordinador de Información Internacional en la Presidencia de la República y director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana (1998-2002).