Pirgopolínices en el Metro

Soy lo bastante simple como para releer una comedia latina clásica y volver a reírme.
Durante siglos no hemos avanzado mucho en gags cómicos; siguen siendo básicamente los mismos.
Recién me divertía como chamaco releyendo Miles Gloriosus (El soldado fanfarrón), de Plauto.
Lo hubiera disfrutado más si lo hubiera leído en latín; hasta en las malas traducciones se trasluce que don Plauto gustaba de greguerías lingüísticas, y quién sabe qué travesuras hizo al incluir nombres griegos en su comedia.
Nada más el nombre del protagonista, Pirgopolínices, degrada cualquier mérito militar.
Pero para entender el latín romano no hay traductor vivo, habría qué ser romano latino in situ.
Interesante cómo el arte y el vulgo han tratado a la milicia a través de los tiempos.
Los llevan por la avenida del heroísmo pero tarde o temprano cruzan por callejón del ridículo.
Ni el “glorioso” Napoleón se ha salvado después de tomarse la “foto” rascándose la panza.







