Proselitismo en decadencia
A la usanza de siempre, los candidatos hacen campaña.
Muestran el paupérrimo músculo de seguidores.
Con sus caravanas pagadas a costa del erario.
Sus siervos entronizan su apellido, nombre o apodo.
Los vemos en las esquinas de los grandes cruceros. Colocan mantas, regalan artículos desechables.
(NOTA DEL EDITOR: Y otros ni tan desechables, como los de esta foto de un acto de la campaña reeleccionista de Miguel Treviño en SPGG).
MORRALES LLENOS DE PROMESAS... QUE NO VAN A CUMPLIR
Nos conmueve el costal de promesas incumplidas. Todos desean el cambio. Lo llevan en la sangre y en los genes de los institutos representativos.
Son lo mismo de siempre. Gatos de azotea enamorados del poder, maullando a la luna roja.
Suman voluntades a destajo. Le tocan la puerta a las necesidades. Construir una nueva torre de babel para hablar directamente con Dios. Un teleférico a la luna. Estaciones de servicio para animales. Inclusión para los nuevos desplazados emocionales.
La tormenta se avecina el día 6 de junio. Negros nubarrones para quienes han provocado avalanchas de lodo. Pocos de ellos muestran su lado humano. La liga de la justicia debe incluir sus rostros de paladines. Entronizar la verborrea como arma de proporciones apocalípticas.
Vamos al fracaso electoral. A la eventual revuelta del miedo social. Curar las heridas de quienes son los provocadores. Defenestrar a los chamanes de los medios de comunicación.
Hacer del proselitismo una ventana de posibilidades. La oferta de visores. No de sepultureros con precio elevado.