El Covid y las aseguradoras

La pandemia nos ha enseñado que ante una contingencia o siniestro es mejor contar con un respaldo económico y confiable.
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El impacto económico del COVID_19 se ha reflejado en la caída de los índices de empleo y crecimiento económico primordialmente, se ha hablado sobre cómo las mujeres y los jóvenes han sido los principales sectores sociales afectados en este aspecto.

Sin embargo, poco se ha señalado sobre el costo directo de la atención para quienes han padecido la enfermedad y han tenido que recurrir a la hospitalización.

Una de las características donde más se ha batallado por modificar el perfil del mexicano es el de la previsión, esta falta de cultura y de prever la ocurrencia de eventos desagradables es multifactorial, las dos principales son la apatía y la falta de recursos o disponibilidad económicos para poder contratar seguros que le permitan enfrentar con mayor desahogo una enfermedad crónico-degenerativa o la pérdida de algún familiar.

La actual contingencia sanitaria ha provocado ambos fenómenos, de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, la contingencia sanitaria ya se ubica como el segundo siniestro a nivel nacional más caro de la historia, al costar a las aseguradoras 2,055 millones de dólares, con datos al 21 de junio, solo 312 millones de dólares por debajo de las erogaciones y pagos realizados ocasionados por el huracán Wilma.

Cabe señalar, que de acuerdo a los datos de la propia asociación, el costo promedio de casos graves de COVID_19 que requieren hospitalización, es cercano al medio millón de pesos, aunque el caso que mayor costo ha tenido ha sido de 31 millones de pesos.

Al respecto, las cifras de AMIS indican que en los últimos meses las entidades federativas del sur de la república muestran un incremento en el pago de pólizas y el comportamiento es constante, es decir, para ellos si bien se ha registrado una baja significativa en el número de casos respecto del año pasado, eso no significa que haya un menor número de casos y defunciones.

Ello se debe a que la población entre 20 y 39 años de edad es el sector de social más afectado actualmente y también es donde las aseguradoras menor presencia de mercado tienen.

La contingencia sanitaria que como sociedad vivimos desde marzo del año pasado, nos deja lecciones sobre la previsión: si bien la contratación de cualquier tipo de seguro implica un sacrificio económico y privarse de ciertos gastos, lo cierto es que la emergencia nos ha enseñado que ante una enfermedad o siniestro es mejor contar con un respaldo, comúnmente se dice que enfermarse de gravedad y un fallecimiento ocasionan una severa merma, si no es la pérdida en el patrimonio y calidad de vida de las familias mexicanas.

Estar prevenidos es una necesidad, si se cuenta con la posibilidad de acceder a la contratación de un seguro, en el futuro resulta una inversión más que un gasto.

Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.

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