Siete Puntos

Jueves Santo, la máxima prueba de amor que existe: dar la vida por la persona amada

Todos invitados. Hoy es el verdadero día del amor.
1.

Para los seguidores de Jesús el Cristo hoy es el verdadero día del amor. A ver. No es que el 14 de febrero no lo debamos celebrar los enamorados y los amigos, pero el Jueves Santo representa la máxima prueba de amor que puede existir: dar la vida por la persona amada.

Aunque es mañana, Viernes Santo, cuando conmemoramos su muerte, ya desde hoy repasamos los detalles de su aprehensión, mientras se encontraba con sus discípulos en el huerto de los olivos -Getsemaní-, poco después de la última cena, de la cena pascual.

2.

Más allá de considerar el lavatorio de los pies que se lleva a cabo en ese momento, quiero que nos detengamos en el hecho del compartir la cena entre Jesús y sus discípulos.

Es cierto que ella se da con motivo de la Pascua, evento paradigmático para los judíos, y que Él se va a apropiar.

Sin embargo, fueron muchísimas las ocasiones en que Jesucristo comió con pecadores, con recaudadores de impuestos -estigmatizados por el pueblo-, con prostitutas, con Zaqueo, con los discípulos de Emaús, o sea… no sólo comía con su círculo íntimo.

3.

Más aún, muchas de las comidas de Jesús violaban en forma flagrante las normas judías por tres motivos: compartía la mesa con personas “non gratas”, lo que no era religiosamente correcto -de acuerdo a una interpretación errónea de su religión-; declaraba puros todos los alimentos, cuestionando de paso esa certeza culinaria; y no observaba ayunos y privaciones etílicas, invitando a sus discípulos a hacer lo mismo.

La vida entera de Jesús fue una comida, compartida con todos, sin distinciones morales o religiosas.

4.

De manera que el amor hasta la muerte de Jesús, que hoy celebramos, estuvo precedido de una cena, de un compartir alimentos y bebidas con todos.

La ya famosa multiplicación de los panes y los pescados, más que expresar su capacidad milagrosa, resalta su deseo de que nos responsabilicemos, como Él, de la alimentación de los más pobres, y que nos involucremos en la cultura del compartir. Cuando en Mateo 14, 16 los discípulos le plantean su preocupación: la gente que lo escucha tiene hambre…

5

...y acuden a Jesús, él replica: denles ustedes de comer. Y es que resulta muy cómodo pedirle a Él que, por ejemplo, acabe con el hambre en el mundo, mientras nosotros nos alimentamos no sólo suficientemente, sino con platillos suculentos y ausentes de las mesas de los más pobres.

Él nos recuerda la responsabilidad de preocuparnos por favorecer el alimento, y no únicamente material, de los demás. Su amor, entonces, se manifestó de manera heroica con la muerte en cruz, pero también con la mesa compartida.

6.

¿Y qué decir de los esfuerzos que hacemos en la Iglesia Católica para vetar el ingreso de tantos a su banquete?

¿Continuaremos elaborando leyes que les impidan a personas en situaciones que no alcanzamos a comprender -divorciados vueltos a casar, parejas homosexuales, creyentes de otras religiones- acercarse a una comida a la que Jesús quiso convocar a todos?

Ojalá y no levantemos muros, ni aduanas, que sigan impidiendo el acceso de todos a la gran celebración del amor, a la gran manifestación de la vida.

7. Cierre ciclónico

Las guerras sucias que abundan en las campañas políticas -y las que están en curso no son diferentes a las anteriores- se distinguen no sólo por el esfuerzo en descontar a los enemigos, con datos verdaderos o falsos que les afectan, sino en prometer proyectos que son inviables.

Muchas de las bellas promesas que también pululan serán muy difíciles, sino imposibles, de cumplir.

Ojalá los candidatos y sus partidos purificaran sus campañas, sí, de ataques groseros, pero también de ofertas sin fundamento.
Padre Paco

El sacerdote José Francisco Gómez Hinojosa (Monterrey, México, 1952) es el actual Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey. Es diplomado en Teología y Ciencias Sociales por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido profesor en el Seminario de Monterrey, en la UDEM, el ITESM, la Universidad Pontificia de México, el Teologado Franciscano, el EGAP (Monterrey) y la Universidad Iberoamericana (Centro de Extensión Monterrey).