La fuga de información digital es muy costosa

Con la pandemia, el uso de transacciones y compras digitales se simplificaron los tiempos para traslados y compras presenciales.

Las actividades electrónicas han reducido las rutinas y la vida de las personas; sin embargo, la digitalización incrementó por un lado, la exigencia de elevar los niveles de productividad; y por otro, se abrió la puerta para que se comentan ciberdelitos.

Hace algunos meses, trascendió el secuestro cibernético de programas de producción, servidores y base de datos de Pemex, así como de la Lotería Nacional.

Los eventos no tuvieron gran resonancia en los medios de comunicación; sin embargo, estos delitos exhibieron el menosprecio y falta de cuidado por parte del actual gobierno federal en la contratación de modelos de ciberseguridad que protejan bases de datos con información confidencial.

La pandemia impulsó la digitalización de casi todo.

El cibercomercio se impuso como el modelo necesario para la supervivencia en el mercado. Derivado de esto, se dio un incremento en los ciberdelitos, usurpación de identidades, clonación de tarjetas, secuestro de perfiles, extorsiones digitales.

En este sentido Kaspersky, empresa global de ciberseguridad y privacidad digital, en un reciente estudio señaló que la gravedad de los incidentes de ciberseguridad afecta a las empresas, ya sea a través de los proveedores con los que comparten datos; o bien de sus usuarios o de sus propias plataformas digitales.

En 2020, el robo de datos para una empresa latinoamericana promedio generó un costo estimado en US$2 millones de dólares y US$110,000 dólares en el caso de las PyMES, lo que convierte a estos incidentes, en los eventos más costosos para estas empresas. Esto compromete su desempeño y permanencia en el mercado, además de exponer y vulnerar a sus usuarios y proveedores.

Para lo que resta de año, 28% de las compañías latinoamericanas habrán sido expuestas a ataques cibernéticos.

Dicha incidencia no es muy diferente a lo que reflejan las estadísticas del 2020, cuando se registraron 29% de empresas victimas de ciberdelitos. El escenario se vuelve todavía más complejo si consideramos las cifras que recientemente dio a conocer Kaspersky, en el sentido de que 40% de las empresas mexicanas tienen dificultades para realizar inversiones que les permitan mejorar la seguridad cibernética.

La contingencia sanitaria ha impuesto nuevas dinámicas, las microempresas son conscientes de ello, de hecho, más de la mitad de estas consideran que estos eventos han llegado para quedarse y que más vale estar protegidos y sobre todo reconocer lo indispensable que resulta digitalizarse hoy día, incluso para las grandes empresas del gobierno.

Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.