La infructuosa búsqueda de la verdad
Nos conduele la condición de un país ensangrentado.
Donde vuelan extremidades a la menor indicación de los grupos de la delincuencia organizada.
En un México de José Alfredo, donde la vida no vale nada, los ciudadanos arriesgamos la vida en cada una de las esquinas de la patria.
Desde la ampulosa Tijuana de los burros pintados como cebras o el Matamoros de Rigo Tovar, en la zona norte.
En la estrecha entrada del Usumacinta, de pateros por Chiapas y de springbreakes exibicionistas en la arqueológica Quintana Roo.
DEVORADORES DE CARROÑA HUMANA
Al centro de Mesoamérica o de la Aridoamérica, el trasiego de las substancias, el cobro de piso, los secuestros y el enfado, es la mesa lista para los devoradores de la carroña humana.
En la verdad histórica, después de siete años, sobre los actos de la abducción y desaparición de los estudiantes de la normal Isidro Burgos, nada ha quedado esclarecido.
Solo la ignominia de un gobierno ineficiente acostumbrado a dar pinole y prácticas de poca monta.
Los revisionistas históricos estarán interesados en demostrar la corrupción de todos los elementos del orden social.