La vejez: nuestro futuro

El Papa nos recuerda: llegar a la ancianidad, es un don de Dios.
1. …

La condición de los ancianos después de la pandemia, es el título del breve documento que acaba de publicar la Pontificia
Academia Pro Vita -no confundir con el conocido movimiento que, entre otras cosas, se opone al aborto-, y que mantiene continuidad con
una de las principales preocupaciones del Papa Francisco: la atención a las personas mayores durante y después de la pandemia.

Y es que la manera en que muchos ancianos han sido tratados, al considerarlos como estorbos, cosas inútiles, se ha manifestado…

2. …

Con mayor claridad en este ya casi un año de lidiar con el flagelo.

El documento inicia recordando la famosa intervención del Papa en aquel 27 de marzo pasado, ante una vacía Plaza de San Pedro: “Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa. No nos hemos detenido ante tus
llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro
planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables…”.

3....

Una de las consecuencias más claras de esta actitud aparece en el trato a los viejitos. Francisco de Roma ha inisitido en que con ellos se
ha cebado la cultura del descarte, pues parecen poco útiles para una sociedad que valora la juventud, la productividad y la fortaleza. Invita, por lo mismo, a construir una nueva visión, un nuevo paradigma que permita a la sociedad cuidar de los ancianos.

Y es que conforme a los cambios demográficos que estamos viviendo, las expectativas de vida han venido alargándose de forma notable.

4....

Nos recuerda el Papa que llegar a la ancianidad es un don de Dios y un enorme recurso, un logro que hay que salvaguardar con cuidado,
incluso cuando la enfermedad llega a discapacitar y surge la necesidad de una atención integrada y de alta calidad. La pandemia ha reforzado en todos nosotros la conciencia de que la riqueza de los años es un tesoro necesitado de valoración y protección.

Por ello, insiste, necesitamos aprender a honrar a nuestros abuelitos, creando las mejores condiciones para que ellos puedan vivir con dignidad.

5....

En una frase que me parece hasta poética, Francisco de Roma nos habla de la fuerza que tiene la fragilidad, fortaleza que es sinónimo de
sabiduría, y que se expresa en la conciencia de la propia debilidad, en la madurez de quien se sabe necesitado.

Sociedades como las nuestras, que tanto valoran la autonomía, tendrán que cambiar sus paradigmas.

Sólo una cultura juvenilista hace que el término anciano sea despectivo, y niega a los jóvenes la esperanza en el futuro,
olvidando que gracias a los abuelitos…

6. …

Es que los jóvenes pueden descubrir sus raíces, y sólo gracias a éstos aquéllos recuperan su capacidad de soñar, aún a costa de su
avanzada edad.

Urge que el mundo postpandemia genere nuevas políticas públicas en favor de los viejitos. Ya no se les puede considerar como obstáculos para el progreso, como sobrantes de un mundo cada vez más utilitarista.

Por el contrario. Su sabiduría y experiencia tendrán que ser cada vez más valoradas. Dime cómo tratas a los ancianos y te diré qué tipo de sociedad has construido.

7. Cierre ciclónico.

Pues sí. Fue sólo un paréntesis. El Presidente regresó de su convalecencia y no sólo no cambió las formas, el tono y los contenidos de sus mensajes, de sus ataques, sino que los reforzó.

Las dos semanas con la Secretaria de Gobernación a cargo de las Mañaneras, carentes de polarización, quedaron atrás.

Tenemos un Presidente reloaded, que regresó con más ímpetus para insistir en sus certezas, obsesiones y fobias. Está claro que no cambiará en los próximos cuatro años, nos guste o no.

Padre Paco

El sacerdote José Francisco Gómez Hinojosa (Monterrey, México, 1952) es el actual Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey. Es diplomado en Teología y Ciencias Sociales por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido profesor en el Seminario de Monterrey, en la UDEM, el ITESM, la Universidad Pontificia de México, el Teologado Franciscano, el EGAP (Monterrey) y la Universidad Iberoamericana (Centro de Extensión Monterrey).