Las once maletas

Por la puerta trasera y por la madrugada, llegaran nuestros héroes de la patria. Sin su director técnico. Quien jamás, en su sano juicio, volverá a pisar suelo nacional.

Hoy se acaba la fiesta en Qatar. Confirma los rumores de siempre. La endémica corrupción.

Volveremos a soñar. Llegaran ilusionistas. Magos de Sudamérica. Europeos conquistadores. Pare de contar.

Ofrecen espejos y cuentas de colores. A cambio de crear estructuras deportivas de nivel internacional.

Sueldos asegurados para su comitiva. Los socios en el desfalco. Quienes visten de traje en la FMF se sobarán las manos.

Nuestros deportistas de alto rendimiento, no solo los jugadores del soccer, desde la niñez, auto descartan la posibilidad real de representar a México.

Las condiciones dispares para educación, salud, cultura y deporte son la guillotina, el primer filtro.

Se aferran a sus sueños a costa del peculio familiar. Las malpasadas alimenticias, el concentrarse para vivir en barracas podridas. Su resistencia no pule al diamante en bruto, lo vuelve perverso.

Por eso los vemos después, en su faceta profesional, alcoholizados, escandalizando con mujeres y hombres de belleza tuneada.

El héroe del barrio con la princesa del arrabal de las comunicaciones. Enamoramientos tan ficticios como la locura de los sueldos inflados.

Los deportistas de excelencia son un lujo insostenible.

País de ratoncitos verdes. Nos hacemos llamar. Eso sí. Nacionalizamos a jugadores petardos. A quienes en su país de origen jamás lograron subscribirse a la línea primera de fogueo.

México es el gran país de la deriva.

Por la puerta trasera y por la madrugada, llegaran nuestros héroes de la patria. Sin su director técnico. Quien jamás, en su sano juicio, volverá a pisar suelo nacional.

Gerson Gómez

Morelense de cepa Regiomontana. LCC con especialidad periodismo (UANL). Doctor en Artes y Humanidades (I.C.A.H.M.). Tránsfuga de la mesa de redacción en diferentes periódicos como El Diario de Monterrey, Tribuna de Monterrey, y del grupo Reforma en el matutino Metro y vespertino El Sol. Escort de rockeros, cumbiamberos, vallenatos y aprendices al mundo de la farándula. Asiste o asistía regularmente a conciertos, salas de baile, lupanares, premieres, partidos de fútbol y hasta al culto dominical. Le teme al cosmos, al SAT, a la vejez y a la escasez de bebidas etílicas. Practica con regularidad el ghosting. Autor de varios libros de crónica como Hemisferio de las Estaciones, Crónicas Perdidas, Montehell, Turista del Apocalipsis, Monterrey Pop y Prêt-à-porter: crónicas a la medida.