Las toallas del general

¡Bravo presidente, mil veces bravo! Logró convertir a nuestros militares en prostitutas del régimen.

El hackeo al Ejército Mexicano confirma que López Obrador ya logró corromper a la institución más respetada del país.

Hoy cumple con lo que prometió hacer un día: desparecer al Ejército.

Y no a través de una reforma constitucional, sino destruyendo su honradez y prestigio.

El caso Guacamaya es grave, doloroso y frustrante.

Lo primero y más obvio es la vulnerabilidad de las Fuerzas Armadas y la certidumbre de que México es un país sin seguridad nacional.

Que ésta, solo existe en la retórica presidencial y como mero pretexto para ocultar el uso que hace el gobierno de los recursos públicos y justificar obras inútiles.

En segundo lugar, el grupo Guacamaya –supuesto autor del hackeo– deja ver a un Ejército frívolo.

Desclasifica la instrucción que da el General Secretario del Ejército Mexicano para que borden las toallas de su casa con los nombres de él y su esposa.

Antes los militares estaban concentrados en fortalecer la capacitación y eficiencia de las Fuerzas Armadas, en construir hospitales, viviendas y escuelas para los soldados. Hoy están interesados en imitar el estilo y las costumbres de los nuevos ricos.

Antes querían armas para combatir al crimen organizado, tecnología para resguardar las fronteras y los litorales. Hoy ambicionan residencias, coches último modelo y convertirse en empresarios turísticos.

López Obrador hizo buenos cálculos. Escogió con premeditación el flanco más débil de almirantes, generales y coroneles. Sabe que vienen de las clases socioeconómicas más pobres. Hay tentación y ambiciones. Así que dispuso abrir las arcas para  acabar con la fortaleza moral y dignidad de la institución.

¡Bravo presidente, mil veces bravo! Logró convertir a nuestros militares en prostitutas del régimen.

El caso Guacamaya dejó ver también la fragilidad del presidente.

Su vida política, familiar y privada está en manos de un Ejército sobornado. A falta de un gabinete eficiente tuvo que delegar facultades y entregar el manejo de áreas estratégicas a los militares.

Y ahora, otro sonoro ¡bravo! López ya también logró dividir a las Fuerzas Armadas. Otra vez, de un lado los marinos y del otro los soldados. Generales y almirantes disputándose el poder y los favores del Comandante Supremo, de ese corruptor que no ahorra dinero cuando se trata de tener esclavos.

Del otro lado, están los que no hablan. Los que observan y guardan silencio ante los ríos de lodo que inundan botas y uniformes. Los retirados, excluidos y marginados que se tragan por disciplina la descomposición acelerada de un Ejércitos admirado –otrora– por su lealtad a la patria.

El grito de  “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, también aplica para las Fuerzas Armadas.

Los mexicanos queremos que nos regresen a nuestro Ejército. Al verdadero, al digno y honorable, al que había antes de que llegara al poder el gran corruptor de vidas e instituciones.

Beatriz Pagés Rebollar

Directora general de la Revista “Siempre”, una de las más influyentes de México, fundada en 1953 por su padre, Don José Pagés Llergo. Ha formado parte de los equipos de Televisa, Canal 11, Multivisión, CNI, Canal 40 y es comentarista política de numerosos medios. En 2019 renunció al PRI, donde militó gran parte de su vida.