Lugar lejano de la memoria antigua
Eso son los noticieros también.
Las cápsulas pagadas con nuestros impuestos.
Los periódicos y las redes sociales degluten la porquería señorial de los merolicos periodísticos.
La comunicación del ángel exterminador.
Aun no abandonamos Egipto. Aquí no existen Moisés o Aarón.
La plaga puesta en bandeja de plata.
Nuestras cabezas saturadas en la rivalidad de dedicarse a la contemplación.
En la imposibilidad del marino sin salir del puerto.
La palabra esperanza es la menos utilizada en la ruta en los santuarios hogareños.
El silencio o la reinterpretación del saludo demorado.
Nos descubrimos en la noche de la libertad cortada.
Los días son la repetición de una melódica receta ajustada con calzador.
Quienes se dedican a la comunicación, en las universidades y en las mesas de redacción y de asignación, deben proscribir las frases pesimistas.
Reformular el gozo de una nueva oportunidad en cada mañana.
Capacitar a los reporteros, editores y a los funcionarios públicos al cambio de paradigmas.
Enseñar el buen uso de los verbos morir, contagiar, propagar con frases como salir a caminar con los cuidados oportunos. De la convivencia familiar y de las nuevas enseñanzas.
El tiempo mejor viene en camino.
No es un lugar lejano de la memoria antigua.
Sino del vértigo de la libertad. Sin claustrofobia o agorafobia selectiva.