Novedades de la normalidad
Nos acusan de disfuncionales y anacrónicos. De personajes de otra época. Cuando señalamos la importancia de la comunicación cara a cara.
En los procesos educativos y de las imprecisiones para captar la atención productiva de quienes pasan por las aulas.
Caso de prueba error, de aulas flexibles, de horarios aperturados a la disposición de quienes son el target.
En las curvas de aprendizaje, en las reuniones de cada viernes al fin de mes, la frustración docente, deja en claro el descenso de indicadores.
No es único en Latinoamérica. Con excepción de Cuba. La pérdida de la autoridad docente hace juego con la pandemia.
El alumno indisciplinado llega a casa con notas de regular a defectuosa. Los directivos llaman al maestro. Lo carean frente al padre de familia. Ante juicios tan sumarios resulta imposible la defensa.
Hablamos de las escuelas públicas. En las privadas es peor.
No se les renueva el contrato al final del periodo escolar. Tampoco se les paga la mitad de diciembre, el aguinaldo, la prima vacacional y la parte de julio y agosto, antes de volver a las clases.
En esos días la casa, los dueños de las franquicias escolares, reciben los cobros completos y se quedan a su favor en tesorería.