Siete Puntos

Nuevo, viejo destape

Desde hace tres años vengo diciendo que nos gobierna a nivel nacional el PRI
1.

Una versión diferente, quizá, pero con el mismo ADN en cuanto a protocolos no escritos y procedimientos internos.

Es cierto que la figura presidencial ha roto con la imagen casi imperial de mandatarios anteriores; también que hay una verdadera preocupación por ayudar a los pobres -habrá qué ver si eso les ayuda a salir de la pobreza- y que se hacen esfuerzos para abatir la crónica corrupción, aunque tal celo no se demuestra en los círculos cercanos al poder.

2.

Sin embargo, y aunque ya no son iguales a sus predecesores, me parece que sí lo son en cuanto a la ambición por mantenerse vigentes.

Aclaro que este deseo no es privativo de MORENA, reconversión priista. Quien detenta el poder, en cualquier esfera y territorio, busca retenerlo, ya por las ventajas que ello representa, ya porque, en el menor de los casos, siente que desde esa posición puede hacer mucho bien, y quiere seguir haciéndolo.

El PRI lo logró durante 70 años seguidos, y regresó en versiones distintas hace nueve y tres años.

3.

La diferencia es que, si en los tiempos gloriosos del institucional, el protocolo sucesorio tenía la regla -que exigía fuera respetada al pie de la letra por quienes aspiraban a “la grande”- de no moverse para poder salir en la foto, ahora la consigna es al revés.

Si antes el hoy destapador utilizaba una narrativa interna al partido, pues era éste el que definiría al candidato, ahora lo será el pueblo.

Si en el pasado había que esperar hasta cinco años de la administración en turno para reconocer aspiraciones, hoy ya se dio el banderazo de salida.

4.

Pero si el ritual continuista precisaba eufemismos como “las bases han decidido y han comunicado al máximo líder del partido, el presidente, su veredicto”, cuando todos sospechábamos que el dedo ungidor, hoy destapador, era de una sola persona, ahora ya no hay dudas.

El pueblo, ese ente abstracto que define las políticas públicas nacionales, definirá qué corcholata hay que destapar, se organizará una encuesta -¿dentro de dos años?- y se le comunicará al destapador el resultado, quien sólo…

5.

acatará las órdenes de todo México, expresadas a través de esa consulta. Hay una mezcla de continuidad y adaptación.

El Presidente en turno sigue siendo el receptáculo del deseo mayoritario, quien interpreta la voluntad popular.

Como con el PRI, todos creemos que con o sin encuestas, quien decidirá es el destapador.

Pero ahora no sólo se hará eco de su partido, MORENA, sino que recogerá el mandamiento nacional. Los suspirantes, como en tiempos del PRI, aunque con nueva nomenclatura, buscarán ser la corcholata del destapador.

6.

El “dedazo”, entonces, sigue presente, con terminología diferente.

Si antes era un ejercicio hermenéutico interesante, que mantenía ocupada a la comentocracia, y distraída a la población en el ultimo año de gobierno -las apuestas iban y venían, y quien acertaba gozaba de prestigio entre colegas y amigos-, hoy se pretende hacerlo con más anticipación.

No caigamos en el garlito ni la una ni la otra.

Prometo no volver a tocar el tema, hasta dentro de dos años y medio. Por lo pronto, atentos al PRI, por el que nunca he votado, que sigue gobernando.

7. Cierre ciclónico.

Tampoco lo hice, hace 21 años, por el candidato a la Presidencia que ganó, abanderado por el PAN.

Ahora confirmo mi decisión. El señor de las botas vaqueras quiso agraviar al Presidente y a su equipo llamándolos autistas.

Si con ese epíteto les señaló falta de capacidad, pues es mejor que busque otro calificativo.

Ojalá y alguien le diga que el autismo ni es una enfermedad, ni las personas con esa condición carecen de inteligencia.

Conozco a algunos autistas más talentosos que muchos políticos, ex-presidentes incluidos.
Padre Paco

El sacerdote José Francisco Gómez Hinojosa (Monterrey, México, 1952) es el actual Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey. Es diplomado en Teología y Ciencias Sociales por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido profesor en el Seminario de Monterrey, en la UDEM, el ITESM, la Universidad Pontificia de México, el Teologado Franciscano, el EGAP (Monterrey) y la Universidad Iberoamericana (Centro de Extensión Monterrey).